VERSOS A PUEBLICA, MI PUEBLO
Mi pueblo, Pueblica,
Valverde, su valle;
rico en frutas y hortalizas,
abundante en cereales.
Exquisito en cerezas,
viñedo y pastizales;
alimento de sus ganados,
codiciados por los tratantes.
Su vega amplia y buena,
sus habitantes, humildes son;
laboriosos en su esencia,
un pueblo trabajador.
Son alegres y piadosos,
tienen mucha devoción;
a la virgen su patrona,
Reina y Madre del Amor.
Su fiesta es en Mayo,
le ofrecen dádivas y flores;
le cantan himnos y loas,
chicos, jóvenes y mayores.
La pasean por las calles,
con orgullo y regocijo;
en procesión solemne,
ante el clamor de sus hijos.
Le ruegan muchos favores,
abundancia en las cosechas;
en el pueblo que haya paz,
bienestar y no quimeras.
Desechar la envidia,
la ignorancia y el terror;
todos le imploran cantando,
que exista reconciliación.
Entre niños y niñas,
entre mujeres y hombres;
entre adolescentes y adultos,
entre ricos y pobres.
Ante el mal, triunfe el bien,
ante el rencor, el amor;
ante la injusticia, la ley,
ante el demonio, Dios.
F I N
Arturo Galende Palacios
Mi pueblo, Pueblica,
Valverde, su valle;
rico en frutas y hortalizas,
abundante en cereales.
Exquisito en cerezas,
viñedo y pastizales;
alimento de sus ganados,
codiciados por los tratantes.
Su vega amplia y buena,
sus habitantes, humildes son;
laboriosos en su esencia,
un pueblo trabajador.
Son alegres y piadosos,
tienen mucha devoción;
a la virgen su patrona,
Reina y Madre del Amor.
Su fiesta es en Mayo,
le ofrecen dádivas y flores;
le cantan himnos y loas,
chicos, jóvenes y mayores.
La pasean por las calles,
con orgullo y regocijo;
en procesión solemne,
ante el clamor de sus hijos.
Le ruegan muchos favores,
abundancia en las cosechas;
en el pueblo que haya paz,
bienestar y no quimeras.
Desechar la envidia,
la ignorancia y el terror;
todos le imploran cantando,
que exista reconciliación.
Entre niños y niñas,
entre mujeres y hombres;
entre adolescentes y adultos,
entre ricos y pobres.
Ante el mal, triunfe el bien,
ante el rencor, el amor;
ante la injusticia, la ley,
ante el demonio, Dios.
F I N
Arturo Galende Palacios