Hace muchos años, un
amigo del alma, viajaba siempre conmigo de
Madrid a Villa vieja, algunas veces con su esposa e hijo.
Eran viajes muy agradables por su conversación y se te hacían cortos los viajes.
Eran
coches pequeños y sin fuerza, la
carretera llena de baches y nadie te quitaba las 9 hrs.
Esta persona tan querida y recordada era nuestro querido Peterete.
Nunca le olvidaremos, seguirá viviendo en nuestros corazones.
Estará en el
cielo jugando un tute con el Elisardo, José Gallego, Azaña
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