MORALES DEL VINO: «Antiguamente la celebración duraba tres días, con...

«Antiguamente la celebración duraba tres días, con víspera, fiesta y tornafiesta»
«Ahora apenas se le da importancia a la miaja, que aquí se pide ofreciendo un puñado de castañas cocidas con anís»
04-02-2013 23:00
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Victoria Tejero Borrego, aguedera que hoy recibirá un homenaje. Foto S. R.
Las Águedas toman el mando de la provincia
S. Ramos
Las águedas de Morales rinden hoy homenaje a su aguedera más veterana Victoria Tejero Borrego, que cumple cien años el próximo 26 de febrero. Celebrará así el centenario de vida y los más de 70 años como aguedera en Morales del Vino, pueblo de donde es natural.

- ¿Qué es lo que más le gusta de esta fiesta?

-El baile. Me gustaba mucho bailar. Ahora estoy recién operada de la cadera, porque me caí, y estoy en proceso de recuperación, caminando poco a poco con el andador. Así que iré a misa y disfrutaré viendo los bailes de mis compañeras de la cofradía

- ¿Ha cambiado mucho esta celebración a lo largo de los años?

-Si que ha cambiado, como ha cambiado todo. Antes las mujeres íbamos tocando la pandereta y por la tarde ya los matrimonios recorríamos las casas probando de todo. Eso sí, yo en mi vida he probado licor y a eso se debe que me sienta francamente bien a punto de cumplir cien años. Antiguamente la fiesta duraba tres días, porque había víspera de Santa Águeda, la fiesta propia el día 5 de febrero y luego la tornafiesta, cuando se juntaban las mayordomas y la abadesa para comer juntas.

- ¿Y ahora?

-Pues apenas se le da importancia a la miaja, que en Morales del Vino consiste en pedirla ofreciendo un puñado de castañas cocidas con anises. Pero dése cuenta que para nosotras entonces era la golosina y se miraba muy mucho la cantidad de castañas que se daban. Incluso recuerdo compartir una que te tocara entre varias. Se daba por ejemplo, a las embarazadas, "para que te cure la teta de la santa". Ahora, toda la fiesta se hace hoy, onomástica oficial de Santa Águeda.

-Le tiene usted mucha devoción.

-Mucha. Yo, aparte de tener devoción soy muy religiosa. Todos los días escucho la misa, ahora en televisión, y rezo dos rosarios. Antiguamente aquí en Morales se decía que las ricas servían a la Virgen del Rosario, que va desde Morales a la ermita el día del Cristo, y las pobres a las águedas.

-Su hija Juliana, también es aguedera. ¿Y su madre?

-También lo era mi madre, Lorenza Borrego. Se ha ido pasando el testigo entre las mujeres de la familia. Yo en su día fui mayordoma y abadesa, y allí iba tan guapa con mi manteo estampado a disfrutar.

- ¿Los trajes se los hacía usted?

--Si. He sido buena costurera. Yo me quedé viuda muy pronto, pues mi marido murió con 44 años, y desde entonces he estado viviendo con mi hija. He estado siempre muy bien acompañada, pues tengo cuatro nietos y seis biznietos. Una nieta mía es una gran profesional del bolillo y le ha hecho una puntilla preciosa a la Virgen de la Soledad de aquí de Morales. Imagínese, cada flor realizada con bolillo le llevaba doce horas. Antiguamente había mucha necesidad y nos pasábamos el día remendando, y yo siempre echaba la pieza muy bien a la ropa. Recuerdo que salíamos a coser ahí a la calle y nos juntábamos unas cuantas al quehacer de la aguja y el hilo. Me ha gustado mucho coser y hacer ganchillo y he sido siempre muy perfeccionista.

- ¿Cuál es el secreto para estar a punto de cumplir los cien años con la lucidez que mantiene?

-No he tenido vicio ninguno. No he probado el alcohol ni el tabaco. Provengo de familia numerosa, porque éramos trece hermanos y soy la única con vida. Como patatas, arroz, de todo. Lo que menos me gusta son los sandwichs y el jamón york, y tampoco mucho los "danones".

-Me imagino que también, como buena moralina, es devota del Cristo.

-Si claro, sigo yendo a la ermita todos los años. Me acuerdo cuando era joven que íbamos las vecinas juntas bien tempranito, nos llamábamos unas a otras, y marchábamos a las cinco de la mañana rezando el rosario por el camino para asistir a misa a las seis de la mañana. Volvíamos luego por la tarde, en carros y en burros, para disfrutar en la pradera. Entonces había mucha solidaridad entre los vecinos, se hacía mucha vida en la calle, no había televisión ni las comodidades que hay ahora, porque hasta para lavar íbamos juntas a los caños, que es donde está actualmente el Club de Jubilados.

- ¿Qué le hace más feliz en estos momentos?

-La llegada de mis nietos y biznietos. Me gustan mucho los niños y cuando los veo aparecer me pongo muy contenta. Nunca me molestan.

- ¿Es muy religiosa?

-Si lo soy. Como le he contado, rezo mucho, pero no solo por mí, también por los demás, y he leído hasta hace bien poco la revista del Perpetuo Socorro porque tengo dos sobrinos que son curas.