Es curioso. Leyendo a Gloria (también me ha pasado leyendo a Fraguas), tengo la sensación de que nuestras vidas, monótonas y grises, están sustentadas a base de recuerdos. En realidad... sólo somos recuerdos. Era aquel el país del no-do, un país en blanco y negro, de sabores fuertes, de olor a jabón lagarto, a campo... olor a hierba mojada cuando llovía. ¿No os pasa a vosotros? El olor que hay en un aula de niños pequeños es el mismo en todos los sitios... olor a niño pequeño, a colonia Nenuco, flequillo ... (ver texto completo)
Y no os acordáis del San Felicísimo, metido en una urna, que circulaba por nuestras abuelas a modo de recaudación permanente. En mi casa, nosotros esperábamos la urna como agua de Mayo, primero estaba en casa de mi madre y después yo se la llevaba a mi abuela a su casa que estaba a unos 100 metros. En ese trayecto, yo intentaba meter un palo por la ranura para ver si me caía alguna moneda, con un éxito más bien penoso, en realidad creo que sólo cayó una vez un duro aunque como en aquella época mi ... (ver texto completo)