MOLEZUELAS DE LA CARBALLEDA: Zamoranos en mundo...

Zamoranos en mundo
Un sanabrés todoterreno
Alfonso López, tras 35 años de trabajo en Siegen (Alemania), disfruta de su jubilación


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B. BLANCO GARCÍA

Acaba de jubilarse pero le gusta continuar en la brecha. El zamorano Alfonso López García, natural de Molezuelas de la Carballeda, se ha convertido en uno de los ciudadanos más activos de la comunidad alemana de Siegen, en donde ha estado trabajando durante 35 años como asistente social.

El tiempo libre que le da la jubilación lo aprovecha al máximo y en la actualidad, es nada menos que presidente de la Asociación para la Promoción de la Comunidad Católica de Siegen, directo de la Red Intercultural de Mayores, creada por él mismo y coordinador del Coro Intercultural de Siegen. Además, forma parte del Consejo Consultivo de Mayores «del que soy delegado consejero, con voz pero sin voto», precisa. «También soy miembro de la directiva de la asociación para la promoción de niños y jóvenes de mi barrio», añade.

Diplomado en Trabajo Social, también estudió Pedagogía Social, «aunque entre los años 1963 y 1971 trabajé como carpintero y mecánico», enumera. Y es que eran otros tiempos cuando llegó con su mujer Gloria, una segoviana a la que conoció en los años que trabajó en Bilbao, a Alemania.

«La migración es generalmente forzada por una necesidad, que en la mayoría de los casos no se daría si los emigrantes tuvieran los medios necesarios para llevar una vida digna en sus lugares de origen», reflexiona sobre la situación actual de los que tienen que tomar la difícil decisión de abandonar su hogar. Y añade que «cuando esta se produce, deber ser con todas las consecuencias para ambas partes. Hay que dar especial importancia a la aceptación y la tolerancia, pero también a la voluntad y el esfuerzo por integrarse, así como el respeto mutuo», habla con conocimiento de causa.

Totalmente integrado en la vida de Siegen, al sur de Westfalia y a cien kilómetros de Colonia, recuerda que los inicios fueron duros, «sobre todo por el idioma y, en cierto modo, también el clima, además de la inseguridad que ocasionaba la estricta ordenación jurídica a la que estábamos sometidos los inmigrantes no comunitarios».

Sobre las diferencias que separan a alemanes y españoles, es prudente. «Nos une, por ejemplo, la civilización occidental, la religión y la Unión Europea. Todos podemos aprender de todos, no soy muy partidario de clichés porque, como individuos, todos somos diferentes e iguales a la vez», sentencia.

Lo que sí tiene claro es de lo que más orgullos se siente: sus tres hijos. «Son tres cielos. Óscar es ingeniero informático, Daniel es comercial de automóvil, aunque actualmente trabaja como jefe de sección de una aseguradora y Carlos es licenciado en Derecho Mercantil, además del profesor de flamenco de nuestra asociación», explica satisfecho.

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