Un agricultor de Jambrina cultiva calabazas gigantes en su huerto
La técnica, la semilla y el terreno fértil, algunas claves del cultivo
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S. RAMOS
Alfonso Rivera Esteban, agricultor jubilado de 80 años ha conseguido una enorme calabaza que todavía permanece en la tierra a la espera de saber qué hacer con ella ante la incredulidad de este vecino de Jambrina, quien se encuentra, a pesar de sus años, en óptima forma física y continua cultivando a diario su huerta y atendiendo a dos cebones que destina al consumo familiar. Rivera se muestra sorprendido a la vez que orgulloso por las dimensiones que ha llegado a alcanzar la cucurbitácea, que comparte terreno con otras de su misma especie, ademas de otros cultivos como las patatas, los tomates y las legumbres que con mimo siembra y cuida Alfonso Rivera.
Y no se trata solo de buena técnica, excelente semilla (las compro en Cobadu) y terreno fértil, hay también mucho cariño en la tarea que le entretiene parte de la jornada. «Todas las mañanas, en cuanto me levanto, vengo a darle los buenos días a la huerta». También es verdad que dispone de buenos y abundantes acuíferos subterráneos, que ayudan lo suyo a la hora de obtener una buena cosecha.
Junto al extraordinario ejemplar crecen en la huerta varios ejemplares más de formidable tamaño, aunque no sean de récord, capaces de producir una buena cantidad de alimento.
La técnica, la semilla y el terreno fértil, algunas claves del cultivo
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S. RAMOS
Alfonso Rivera Esteban, agricultor jubilado de 80 años ha conseguido una enorme calabaza que todavía permanece en la tierra a la espera de saber qué hacer con ella ante la incredulidad de este vecino de Jambrina, quien se encuentra, a pesar de sus años, en óptima forma física y continua cultivando a diario su huerta y atendiendo a dos cebones que destina al consumo familiar. Rivera se muestra sorprendido a la vez que orgulloso por las dimensiones que ha llegado a alcanzar la cucurbitácea, que comparte terreno con otras de su misma especie, ademas de otros cultivos como las patatas, los tomates y las legumbres que con mimo siembra y cuida Alfonso Rivera.
Y no se trata solo de buena técnica, excelente semilla (las compro en Cobadu) y terreno fértil, hay también mucho cariño en la tarea que le entretiene parte de la jornada. «Todas las mañanas, en cuanto me levanto, vengo a darle los buenos días a la huerta». También es verdad que dispone de buenos y abundantes acuíferos subterráneos, que ayudan lo suyo a la hora de obtener una buena cosecha.
Junto al extraordinario ejemplar crecen en la huerta varios ejemplares más de formidable tamaño, aunque no sean de récord, capaces de producir una buena cantidad de alimento.
Hermoso pueblo de mis abuelos.. luzgerico Gonzalo y Vicenta alejandro