EL CUBO DE LA TIERRA DEL VINO: S. RAMOS La concentración convocada ayer por los agricultores...

S. RAMOS La concentración convocada ayer por los agricultores de Cubo del Vino para protestar por la tasa de circulación de tractores y maquinaria agrícola se convirtió en una clamorosa movilización popular donde el grito que más se oía era el que pedía la dimisión del alcalde, Juan Ramón García, entre pitidos y el claxon de la maquinaria.

La nueva tasa aprobada en pleno por el Ayuntamiento grava a los remolques con 83 euros anuales y a los tractores con 75, una cuantía con la que los agricultores no están de acuerdo «por lo excesivo y porque aquí nunca se ha cobrado por este concepto», como tampoco lo están con la manera que se ha llevado a cabo, pues según relatan, el Ayuntamiento ha pasado recibos a personas fallecidas hace incluso treinta años. «Por ejemplo, a mi padre, Felipe Blanco Viñuela, que murió hace más de veinte años le han pasado un recibo de 83 euros por un remolque sin marca y desconocido», explicaba ayer con indignación su hijo, Manuel Blanco, mientras mostraba el recibo, al igual que lo hacían otros afectados, que con estupefacción y cierta sorna apostillaban «este año en vez de flores a los muertos les vamos a llevar recibos».

Algo más de medio centenar de personas se concentraban en la plaza del pueblo, a la que acudían también agricultores conduciendo 8 tractores, cuyos bocinas no pararon de sonar durante la movilización, al igual que hacía con sus silbatos el público concentrado a lo largo de la mañana. El alcalde, Juan Ramón García, esperaba en el Ayuntamiento a la reunión convocada para las 12 del mediodía con el fin de explicar los vecinos los errores que se habían producido en el trámite administrativo. Una reunión que no se llegó a celebrar porque los manifestantes se negaron a entrar en el Ayuntamiento mientras reclamaban la presencia del alcalde en la calle, quien apareció y fue objeto de abucheos e insultos. La Guardia Civil intervino para proteger al máximo mandatario hasta su casa.

Juan Ramón García explicó que los datos de propietarios de la maquinaria agrícola de El Cubo procedía de un listado de Tráfico de 1975. En ella han aparecido personas que ya han fallecido o no están en activo: «Pero el fallo no es nuestro, por que entendemos que si una persona fallece los hijos deberían de dar de baja el tractor».

Más allá del asunto de la citada tasa de circulación de tractores y maquinaria agrícola la indignación se hacía patente entre los ciudadanos por las 17 ordenanzas de cobro de tasas e impuestos que según apuntaban ha aprobado este equipo de Gobierno en algo menos de un año y que «no se traducen absolutamente en nada positivo para la ciudadanía». Entre las acciones por las que más increpaban al alcalde, independiente en la lista del PSOE, figuran el cierre del tanatorio al poco de llegar a la Alcaldía «y que gracias a la oposición se volvió a reabrir», las obras del nuevo consultorio médico «cuando no tenía ninguna falta de remodelación porque estaba fenomenal, dicho incluso por el propio médico», o las obras que se están llevando a cabo en el parque de Santo Domingo «porque los alcaldes que le precedieron habían conseguido hacer una hermosura de espacio verde y recreativo y este hombre nos lo ha quedado en barbecho y ha echado a perder lo mejor que teníamos».

Los mayores se sentían especialmente molestos por los árboles que se han talado en la plaza, « antes había algún banco y venías aquí a la sombra y ahora ha acabado también con ellos».

Los manifestantes habían elaborado una hoja de ruta en la que mostraban nueve interrogantes sobre la gestión del equipo de Gobierno como el tema de los jardines, y denunciando que las pocas obras que se llevan a cabo son siempre con empresas y trabajadores de fuera del pueblo y si son del municipio, tienen relaciones familiares con los concejales, y queriendo saber qué va a pasar con el frontón municipal, que amenaza de demolición para construir una residencia de ancianos.

Por su parte Juan Ramón García, explicaba que el Ayuntamiento tiene una deuda de cien mil euros y su obligación como alcalde es sacar adelante esta situación porque los agricultores, igual que los demás ciudadanos, tienen obligación de pagar la tasa de circulación de sus vehículos y su maquinaria agrícola. «Hay una serie de deudas heredadas y el Gobierno dice que hay que pagar ahora a proveedores, con lo cual vamos a dejar de recibir dinero del Estado y ha llegado el momento de aportar todos para salir de esta situación. No se entiende que un ciudadano pague por su turismo o cualquier tipo de automóvil y el dueño de un tractor estuviera exento».

Y si ya de por si la situación está conflictiva los vecinos acusaban al alcalde de despreciarles llamándoles «personajillos» y «miserables», según contaban: «Es hora de que este pueblo tome conciencia de sus derechos civiles. Porque yo soy una maestra como él, pero una analfabeta en agricultura, y eso no me da derecho a despreciar ni insultar a nadie», expresaba embravecida María Teresa Alonso, quien acusaba directamente al alcalde de no haber creado colectividad en el pueblo ni haber favorecido la convivencia. En esa dirección se oían otras voces que aseguraban que el alguacil iba a buscarlo a su casa para traerlo al Ayuntamiento en coche: «Si no hay dinero lo que tiene que hacer es dar ejemplo, caminar y relacionarse con el pueblo».