Publicado en la revista SABARIA:
JUEVES SANTO: En este día a las 12 de la mañana Jesucristo expiraba, las campanas aturdecían con su sonido de dolor; a lo largo de este día se hacía visita y oración al Santísimo, su cuerpo yacía en el altar mayor sobre su monumento de gran riqueza.
Al llegar la noche, llegaba también la procesión de Nuestro Cristo del Amparo (aun vigente en nuestros días), recorría alrededor del pueblo las calles llevado en brazos de todos sus fieles, iba custodiado por el sacerdote y todos los componentes del Ayuntamiento.
A su entrada en la Iglesia sería “subastado” ofreciendo cantidades de dinero en agradecimiento hacia él.
El mejor postor sería quien lo llevaría hasta su lecho de muerte y ser cubierto con un paño de color morado, a partir de este momento las campanas enmudecerían hasta el Sábado Santo.
Por ASUN MARTíN.
JUEVES SANTO: En este día a las 12 de la mañana Jesucristo expiraba, las campanas aturdecían con su sonido de dolor; a lo largo de este día se hacía visita y oración al Santísimo, su cuerpo yacía en el altar mayor sobre su monumento de gran riqueza.
Al llegar la noche, llegaba también la procesión de Nuestro Cristo del Amparo (aun vigente en nuestros días), recorría alrededor del pueblo las calles llevado en brazos de todos sus fieles, iba custodiado por el sacerdote y todos los componentes del Ayuntamiento.
A su entrada en la Iglesia sería “subastado” ofreciendo cantidades de dinero en agradecimiento hacia él.
El mejor postor sería quien lo llevaría hasta su lecho de muerte y ser cubierto con un paño de color morado, a partir de este momento las campanas enmudecerían hasta el Sábado Santo.
Por ASUN MARTíN.
