SANTO REMEDIO
Antaño en el pueblo, en el invierno hacia frío, mucho frío. No había calefacción ni estufas. Sólo existía el brasero o la lumbre. Como hacía tanto frío, a los niños nos salían unos sabañones en los dedos de los pies que picaban ¡hay de mí! un montón. Para curarlos, solo había un remedio casero, el ajo; que entre otras muchas propiedades además de hacer ricas sopas, tenía la virtud de curar los sabañones. Así que nuestros padres ponían manos a la obra. Metían varios ajos entre las ... (ver texto completo)
Antaño en el pueblo, en el invierno hacia frío, mucho frío. No había calefacción ni estufas. Sólo existía el brasero o la lumbre. Como hacía tanto frío, a los niños nos salían unos sabañones en los dedos de los pies que picaban ¡hay de mí! un montón. Para curarlos, solo había un remedio casero, el ajo; que entre otras muchas propiedades además de hacer ricas sopas, tenía la virtud de curar los sabañones. Así que nuestros padres ponían manos a la obra. Metían varios ajos entre las ... (ver texto completo)