Manuel, gracias por éstas fotos tan bonitas. ¡Cuantas veces habré corrido yo por sus bacones ¡. En esa casa nací y ahí prácticamente me crié. En esa casa todo era alegría y algarabía pues mis tíos y tías eran nueve y todos jóvenes, la más pequeña era de mi edad, más que tía y sobrina, parecíamos gemelas. Esa casa me trae grandes recuerdos. Todos sus alrededores estaban emparrados y cogíamos las uvas desde la escalera, desde la ventana... desde cualquier sitio. También teníamos una morera que en el tiempo de las moras era nuestro lugar de residencia, allí pasábamos largas horas, desde la morera también se podían coger uvas. Cuando nos cansábamos de moras y de uvas hacíamos zumo. Siempre me ha parecido una casa completa, con su huerta por detrás, sus laureles, sus árboles frutales... Aun conservo en mis glándulas olfativas, el olor a laurel, pues a veces barrían el horno de cocer el pan, también al lado de casa. Después de cocer asábamos patatas y manzanas en la ceniza. Ahora esta casa está deshabitada, algunas noches he soñado que voy volando desde la casa de los Canchais, que está al lado, y es tan grande la soledad que se respira que me despierto llorando.
