BRETOCINO: SALUDOS DE UN SORIANO A UNA MARAVILLOSA FAMILIA ZAMORANA...

SALUDOS DE UN SORIANO A UNA MARAVILLOSA FAMILIA ZAMORANA

En estos foros, a veces se localizan a antiguos amigos de los que se había perdido totalmente todo contacto.

Allá por el año 1973, conocí a una ESTUPENDA familia de Bretocino, Zamora.
Esta familia constituida por los cónyuges Vicente Rodríguez Guerra y Genoveva Bermejo Santos, tenían dos hijas; la mayor GENOVEVA RODRÍGUEZ BERMEJO, tendrá en la actualidad unos 40 – 43 años; la segunda, unos 38 años, y si la memoria no me falla una tercera de unos ¿35 años?

Los padres de la esposa (Genoveva), al día de la fecha deben ser muy mayores.
Sus hermanos, Lupicinio y Lauren Bermejo Santos, posiblemente sean ya abuelos, pero, al ser – como lo eran todos ellos - personas equilibradas, optimistas y amantes de la familia, supone mantener una cierta estabilidad en lo que se refiere al humor, emociones y sentimientos, reaccionar psicológicamente con moderación ante todas las circunstancias cotidianas de forma proporcionada, y mantener un cierto autocontrol de los impulsos y de la vida instintiva, como decía, este optimismo, equilibrio y aprecio familiar mutuo, ES UNA ESPECIE DE SEGURO DE VIDA, porque La personalidad sana, es flexible; todos ellos y supongo que también los descendientes - que algo tienen que tener de los padres – les supongo personas que saben reaccionar ante las situaciones y ante los diversos temas que se nos presentan a todos de forma positiva, siempre positiva, y que, poseían un repertorio amplio de conductas utilizando unas y otras para adaptarse a las exigencias de la vida, pues, nada tenían de rigidez ni de inflexibilidad.

Me voy por los cerros de Úbeda y pierdo el hilo, concluyendo, que, AUNQUE SEAN ABUELOS, les supongo con una ilusión, alegría y deseos de vivir, análogos a los que yo de forma crónica poseo.

Solo decir que me alegraría que todos ellos estuviesen perfectamente, y que si leen esto, me pueden enviar un mensaje al e mail toralvo@hotmail. es

Si les llega, reciban todos un fuerte abrazo.
E. C. Antón