VILLAFRECHOS Y LA TRADICION.-Es una tradición que creo persiste lo de, ¡La Virgen!. Esta expresión se decía al llamar a la puerta de una casa, antes con el llamador, despues se fué imponiendo el timbre, ya avanzados los años sesenta. Quien llamaba portaba una caja de madera rectangular, con unas portezuelas que protegían un cristal tras el cual estaba la imagen de la Virgen de Carmen. Abajo, delante del cristal una ranura para introducir una Limosna. En las portezuelas un listado de las personas que están inscritas a esa Virgen. Había más por el pueblo. Cada calle una, o una para varias calles cortas. Quien la llevaba al vecino la había tenido el día anterior en su casa. Y quien la recibía la tendría otro día, y así sucesivamente... Esto persiste aún en las ciudades, en algunas al menos. Aquí no suele ser la calle entera, sino varias Comunidades de vecinos, dentro de la misma calle. Aparte del sentimiento religioso, que es algo interno de cada cual, servía para aprovechar la visita de un vecino/a para comentar las noticias que discurrían por el pueblo. No había otro medio más que la palabra. En general de puerta a puerta en reunión de varios/as vecinos/as: También, La Solana, El Cruce de carreteras, El taller de... y otros lugares de pequeña industria que provenían de tradición artesanal, etc. Hoy las cosas han cambiado, y ahora tenemos este medio de Internet, e iniciativas dignas de elogio. Una Monitora nos dice que se va a publicar un periódico en Abril. Que colaboremos. ¡Buena idea!. Es una formidable manera de conocernos y conocer lo que ignorábamos. Por mi parte lo estoy haciendo. También me gustaría que el que quiera exponga si desea que hable de alguna cosa en particular. No vale sólo lo que se me ocurra a mi. No soy absolutista, me gusta la participación de todos y para todos. Y eso es el pueblo, participación. Como lo era y lo seguirá siendo el rito de LA MATANZA que reunía a varias parsonas y a los que quiesieran ante el acto trascendente y lo que venía despues: las jijas, la morcilla oronda, las orejas, el rabo, la chanfoina con cebolla, las botas de vino, alguna con gaseosa. Y las petacas, así llamábamos a las cubiertas de las pezuñas del cerdo. Una vez quitadas de las mismas y una vez limpiadas debidamente las "roíamos", era un entreteniento y tenía su particular gusto. Ignoro si eso se hace ahora. Hay más tradiciones. Los pueblo suelen ser una tradición viviente.