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VENTOSA DE LA CUESTA: ¿POR QUé SEGUIMOS CREYENDO EN LAS SUPERSTICIONES? ...

¿POR QUé SEGUIMOS CREYENDO EN LAS SUPERSTICIONES?

A Napoleón le aterrorizaban los gatos negros, Sócrates vivía obsesionado con el mal de ojo, a Julio César le daban pánico los sueños y Enrique VIII afirmaba que un hechizo le había obligado a casarse con Ana Bolena... Y es que, hasta hace bien poco, la concepción del mundo tenía mas de mágica que de científica, incluso para los grandes personaje de la historia.
Según la teoría psicológica, creemos en las supersticiones porque, ante lo desconocido, nos sentimos más seguros si conjuramos los peligros, creyendo que así tendremos mayor posibilidad de triunfar en algo que no depende sólo de nosotros. “No es otra cosa que un efecto placebo”, afirma Salvador Rodríguez, antropólogo y profesor de la Universidad de Sevilla; “psicológicamente, la persona se siente de esa forma mucho más tranquila”, añade.

EFECTO PLACEBO

Pero además, diversos psicólogos han encontrado otra serie de condicionantes que hacen que las personas crean en las supersticiones, Marino Pérez, profesor de Terapia de Conducta de la Universidad de Oviedo, ha elaborado en su libro La superstición en la ciudad la siguiente lista:

Efecto “Pigmalión”. Consiste en actuar de forma distinta a la habitual para así poder cumplir aquello que alguien nos ha vaticinado. También juega un papel determinante la sugestión que nos crea cualquier predicción del futuro; en este sentido está constatado que cuando se vaticina una desgracia, como por ejemplo sufrir un accidente de coche, se rea un estado de ansiedad en el individuo que hace que se incrementen las posibilidades de cometer alguna torpeza y sufrir un accidente.

Efecto “Hawthorme”. Así se denomina a la mejora laboral que, supuestamente, se experimenta como consecuencia de haber realizado un sortilegio como por ejemplo eliminar un mal de ojo. En realidad, esta mejora suele estar motivada por otras circunstancias, como la mayor atención que se presta al trabajo que se realiza, algo que está motivado por la situación de expectación que se vive para ver si tiene efecto el encantamiento que se ha realizado.

Efecto “hola-adios”. Muy Frecuente en las visitas al médico. Se tiende a exagerar el malestar en una primera toma de contacto, para incrementar depués la sensación de bienestar cuando nos despedimos. Cuando se visita a curanderos o cuando las personas se someten a encantamientos es similar. Los expertos creen que lo más probable es que ni se esté tan mal al principio, ni se produzca una mejoría tan exagerada después.


Revista QUO.