fuente: wikipedia
Biografía [editar]Fue ordenado sacerdote en Madrid en 1945, trabajando en varias parroquias de la diócesis madrileña y dando clases como profesor del Seminario de Madrid. En 1954, desempeñó el puesto de capellán de la catedral de Bilbao, cargo que ocupó durante tres años. Además fue vicerrector de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat de Roma.
En 1970 fue nombrado obispo de Segovia, cargo al que renunció pasados 25 años, alegando razones de edad. Dicha renuncia fue aceptada por el papa Juan Pablo II.
Asimismo, entre 1984 y 1993 fue presidente de la Comisión episcopal para la Doctrina de la Fe.[1]
Falleció en 2003, reposando sus restos en la Catedral de Segovia, en el centro de la capilla de San Antón.
Polémico episcopado [editar]Entre los posibles contactos con los grupos ilegales durante le franquismo, apoyo a E. T. A, el enfrentamiento con el Régimen, abandonando el Palacio Episcopal y arrendando un piso para vivir, enfrente del Seminario Conciliar. La aplicación de los supuestos cambios que el Concilio Vaticano II enseñaba, la secularización de parte del clero segoviano y la extinción de vocaciones en el seminario diocesano hacen de que su gobierno no pasará a la Historia como uno de los fértiles y fructíferos en la expansión del Evangelio.
A pesar de ello no dejo indiferente a nadie ya sea porque aunque al parecer fue un obispo querido y respetado, se le consideraba un hombre sencillo y afable, que paseaba en soledad por la calles de Segovia sin otra vestimenta que una simple sotana negra, sin el menor distintivo de su rango episcopal. En 1973, realizó una visita a la cárcel concordataria de Zamora, donde estaban presos algunos sacerdotes progresistas, los llamados curas obreros. A raíz de esa visita, y de las declaraciones efectuadas al periódico vallisoletano "El Norte de Castilla" se le interpuso una querella por la Fiscalía del Estado. El proceso contra Palenzuela fue sobreseído en 1976, ya muerto Franco. Como ejemplo de su pensamiento, merece la pena citar un fragmento de la carta pastoral publicada con motivo del Día del Amor Fraterno, en 1974: "No faltan -escribió el obispo de Segovia- quienes guardan su buena conciencia en la intimidad y la protegen con buenos sentimientos y buena voluntad hacia todos sin ni siquiera mirar a su alrededor, advertir los conflictos en los que, quiéranlo o no, están implicados y mucho menos tratar de averiguar sus causas y contribuir de algún modo a superarlos. Para ellos, “amar al prójimo” no es posible si uno no se retira y dedica una vaga simpatía a todos, sin entrar a fondo en nada. A veces –y esto es lo peor– se busca más o menos conscientemente que todos amen así a su prójimo para que, en una sociedad unida con tan bellos sentimientos, queden en paz y a salvo los privilegios y las desigualdades que son fuente de los conflictos."
Biografía [editar]Fue ordenado sacerdote en Madrid en 1945, trabajando en varias parroquias de la diócesis madrileña y dando clases como profesor del Seminario de Madrid. En 1954, desempeñó el puesto de capellán de la catedral de Bilbao, cargo que ocupó durante tres años. Además fue vicerrector de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat de Roma.
En 1970 fue nombrado obispo de Segovia, cargo al que renunció pasados 25 años, alegando razones de edad. Dicha renuncia fue aceptada por el papa Juan Pablo II.
Asimismo, entre 1984 y 1993 fue presidente de la Comisión episcopal para la Doctrina de la Fe.[1]
Falleció en 2003, reposando sus restos en la Catedral de Segovia, en el centro de la capilla de San Antón.
Polémico episcopado [editar]Entre los posibles contactos con los grupos ilegales durante le franquismo, apoyo a E. T. A, el enfrentamiento con el Régimen, abandonando el Palacio Episcopal y arrendando un piso para vivir, enfrente del Seminario Conciliar. La aplicación de los supuestos cambios que el Concilio Vaticano II enseñaba, la secularización de parte del clero segoviano y la extinción de vocaciones en el seminario diocesano hacen de que su gobierno no pasará a la Historia como uno de los fértiles y fructíferos en la expansión del Evangelio.
A pesar de ello no dejo indiferente a nadie ya sea porque aunque al parecer fue un obispo querido y respetado, se le consideraba un hombre sencillo y afable, que paseaba en soledad por la calles de Segovia sin otra vestimenta que una simple sotana negra, sin el menor distintivo de su rango episcopal. En 1973, realizó una visita a la cárcel concordataria de Zamora, donde estaban presos algunos sacerdotes progresistas, los llamados curas obreros. A raíz de esa visita, y de las declaraciones efectuadas al periódico vallisoletano "El Norte de Castilla" se le interpuso una querella por la Fiscalía del Estado. El proceso contra Palenzuela fue sobreseído en 1976, ya muerto Franco. Como ejemplo de su pensamiento, merece la pena citar un fragmento de la carta pastoral publicada con motivo del Día del Amor Fraterno, en 1974: "No faltan -escribió el obispo de Segovia- quienes guardan su buena conciencia en la intimidad y la protegen con buenos sentimientos y buena voluntad hacia todos sin ni siquiera mirar a su alrededor, advertir los conflictos en los que, quiéranlo o no, están implicados y mucho menos tratar de averiguar sus causas y contribuir de algún modo a superarlos. Para ellos, “amar al prójimo” no es posible si uno no se retira y dedica una vaga simpatía a todos, sin entrar a fondo en nada. A veces –y esto es lo peor– se busca más o menos conscientemente que todos amen así a su prójimo para que, en una sociedad unida con tan bellos sentimientos, queden en paz y a salvo los privilegios y las desigualdades que son fuente de los conflictos."
