Como quiera que prácticamente todos estamos censados y registrados, todos también estamos pillados por el fisco y por los impuestos. Esto, que parece una obviedad, también lo ha sido históricamente, y cada habitante de Torrecilla, en épocas pasadas, debía rendir cuentas a las haciendas del César (el estado), de Dios (la Iglesia) y del municipio. Lo que vamos a tratar a continuación, arranca desde los siglos XVI y XVII y llega, prácticamente, a los albores del siglo XX. El resto, hasta los IVAS de ... (ver texto completo)