Y yo sin localizarte AMIGO COONTRERAS... claro que yo quiero estar en todas partes y en "ninguna." es un decir. Como mi vida camina en tra la ilusión de romanticismos vividos, y que a veces afloran. y a la vez cabalgo por las nubes (a tal fin elijo para mi comentario esta bella fotografía) en cuanto al ser humano se refiere, y como este tropieza (tropezamos) el las piedras del camino y como la avaricia, nos lleva a recoger las mas doradas, menos pesadas pero mas valiosas, para meterlas en nuestro carro a pesar de que en este resuenen chirridos, que espantan, aquí estamos, en este viaje de todos, en el sembrado de todos, haber cual se lleva la mejor cosecha... sea o no el sudor de otros.
Pues en esas estoy, contándome de nuevo este cuento viejo que no se hace viejo nunca. Aquí estoy delante del ordenador, prestando mi opinión sobre el comportamiento del hombre, y exponiéndome a no ser entendido por algunos... pediría a estos un esfuerzo, y, que se miren en la desnudez en la que llegaron.
Pues bien: Los ruidos del dinero, estropean mis oídos, y su voz estos día, implacable, me roe muy dentro. ¿Como voy a contar, cuentos bonitos a mis nietos? me resulta imposible. Y es que mi memoria es cruel conmigo; a veces retiene aquello que mas me hiere. Hoy se empeña en trasladarse a hogares donde escasea la hogaza de pan. En la vaya cruel que separa la pobreza de la riqueza: vallas acusadoras, que planta el hombre en su afán de llenas su carro sin pararse a que otros portan su hatada hecha girones.! que mas da!- gritan voces y se repiten ecos, que vienen a decir: "Cada uno en su sitio. Yo no quiero saber nada de vientos helados. El frío y la soledad, no me interesa. Yo voy a elegir un dios, y con mi carro bien cargado, repartiré sin que merme demasiado la carga, algunas miserias.
Y seguiré plantando alambradas. Y si niños o mayores, se pudren bañados de lagrimas en un rincón me alejaré lo mas aprisa posible, no vaya a ser que asalten mi preciada carreta. Yo se que los dioses callan, tal vez me entienden. Ellos saben lo que ocurre y me dejan... me dejan fabricar armas, muros, empalizadas, fronteras y hasta permiten meter mano en el carro ajeno y... al final del viaje los tontos tendrán el mismo final que yo"
Yo preguntaría, a estos listos de los siglos por los silglos ¿Donde está en ese último momento, ese dios que has elegido? No me responderá porque que yo sepa los muertos no hablan...
Pues ESO humano insaciable: ¿que va a ser un dia de tu colmado carro?
LIBERTAD.
Pues en esas estoy, contándome de nuevo este cuento viejo que no se hace viejo nunca. Aquí estoy delante del ordenador, prestando mi opinión sobre el comportamiento del hombre, y exponiéndome a no ser entendido por algunos... pediría a estos un esfuerzo, y, que se miren en la desnudez en la que llegaron.
Pues bien: Los ruidos del dinero, estropean mis oídos, y su voz estos día, implacable, me roe muy dentro. ¿Como voy a contar, cuentos bonitos a mis nietos? me resulta imposible. Y es que mi memoria es cruel conmigo; a veces retiene aquello que mas me hiere. Hoy se empeña en trasladarse a hogares donde escasea la hogaza de pan. En la vaya cruel que separa la pobreza de la riqueza: vallas acusadoras, que planta el hombre en su afán de llenas su carro sin pararse a que otros portan su hatada hecha girones.! que mas da!- gritan voces y se repiten ecos, que vienen a decir: "Cada uno en su sitio. Yo no quiero saber nada de vientos helados. El frío y la soledad, no me interesa. Yo voy a elegir un dios, y con mi carro bien cargado, repartiré sin que merme demasiado la carga, algunas miserias.
Y seguiré plantando alambradas. Y si niños o mayores, se pudren bañados de lagrimas en un rincón me alejaré lo mas aprisa posible, no vaya a ser que asalten mi preciada carreta. Yo se que los dioses callan, tal vez me entienden. Ellos saben lo que ocurre y me dejan... me dejan fabricar armas, muros, empalizadas, fronteras y hasta permiten meter mano en el carro ajeno y... al final del viaje los tontos tendrán el mismo final que yo"
Yo preguntaría, a estos listos de los siglos por los silglos ¿Donde está en ese último momento, ese dios que has elegido? No me responderá porque que yo sepa los muertos no hablan...
Pues ESO humano insaciable: ¿que va a ser un dia de tu colmado carro?
LIBERTAD.
