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CUENCA DE CAMPOS: La vieja radio...

La vieja radio

De vez en cuando tengo la oportunidad de escapar del bullicio y de la contaminación de la ciudad que nunca descansa, ciudad en la que sus habitantes viven estresados y agobiados por el ritmo frenético que se impone el estar en la metrópoli que solo conduce paradójicamente a un aislamiento dentro de la sociedad en la que nos ha tocado vivir, pareciendo despreciar al hábitat campestre, que desgraciadamente se contamina poco a poco por ese veneno que exportan los pobladores de las grandes ciudades.

Algo que me llama mucho la atención cuando visito la casa de mi abuela, es una radio vieja, de colores pardos oscuros, colores que parecen que están intentando no desentonar en su triste espacio de soledad. Relegada, por la inquilina de la casa, a un estante vació en el desván, sólo teniendo la compañía de intrépidas arañas que decidieron tejerla una mortaja para acompañarla en su duelo de abandono y tristeza. Remplazada por nuevas tecnologías sólo le queda llorar por esos recuerdos de otros tiempos mejores que quedaron atrás. Un pasado en el que todos los habitantes de la casa detenían su vida en un mágico momento para reunirse alrededor de ella. El silencio inundaba la instancia principal de la casa para prestar mayor atención a la reina que ocupaba esos minutos de su vida, la radio.

La tensión crecía en el ambiente según se movía el botón del sintonizador, unos murmullos apagados sonaban hasta que en un momento determinado, una voz melodiosa emergía desde su interior para encandilarlos y hacer que por unos instantes sus vidas giraran entorno a ella. Pero sólo se producía cuando se captaba bien la emisora.

El amor y la amistad es como aquella vieja radio olvidada en el desván, algunos lo tienen abandonada por miedo a lo que surja de ella perdiendo la oportunidad de escuchar melodías increíbles que exaltan los sentimientos. Otros no saben sintonizar bien con la emisora y se produce los desamores, los fracasos, en donde jamás hubo una verdadera conexión.

Pero hay un momento especial cuando conectas con otra persona, tu corazón se alegra, surge una química especial, has conseguido escuchar bien aquella vieja radio, el amor o la amistad inunda tu vida en todos sus rincones. Pero por desgracia con el paso del tiempo puedes dejar de recibir las ondas, acabando con todo aquello que se construyó, ¿o no?

Cuando algo se termina, sólo nos queda el recuerdo, pero con el paso del tiempo todo se olvida mas el corazón lo guarda como un tesoro como si fuese ese desván que contiene una radio vieja abandonada, pero que todavía si uno intenta escucharla en el silencio puede percibir los ecos de otros tiempos, cuando existía el gran momento mágico en el que la vida giraba en torno a lo que se transmitía.

Hoy todavía sigo subiendo al desván y me paro delante de la vieja radio, intentando percibir aquellas melodías que encandilaron durante tanto tiempo a los moradores de la casa. Mientras pienso con nostalgia en todos aquellos momentos tan felices que viví y deseé sintonizar con aquella persona que debía estar emitiendo desde algún rincón de esta vida.