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CUENCA DE CAMPOS: EL MAL Y EL PUEBLO...

EL MAL Y EL PUEBLO

Los campos rodeaban todo el pueblo.
El cielo y la tierra se unían bajo él.
Sequedad había en todas partes.
Mas condenado estaba a perecer.

Muchos fueron los años de alegría.
La tranquilidad llenaba el lugar.
Los campos protegían de los enemigos.
La Naturaleza daba lo que había que dar.

Mas siempre, como en un cuento de hadas,
El mal no podía dejar pasar la oportunidad.
Llegó disfrazado de lo que más el pueblo necesitaba.
Pero curioso es que nunca se llegó a manifestar.

Llegó un día de fiesta alegre.
Vestido de capa negra y bastón.
Plantó su tienda en medio del pueblo.
Con nadie habló y a nadie saludó.

La gente comenzó a interesarse,
Y llegaron hasta él para indagar.
Mas el mal se limitaba a mirarles
Sin contestar lo que ellos llegaron a preguntar.

Al principio reinó el desconcierto.
¿Quién será el hombre aquel?
Aquel que mira sin emociones, más
Sin pronunciar palabra se hace notar bien.

Quizás el pueblo habría sobrevivido,
Quizás el mal nunca en él lograría triunfar.
Mas la curiosidad quedó sembrada.
Y con ella las discusiones no tardaron en comenzar.

¡Que es el hijo de unos magos!
¡Que no, que es de la ciudad!
¡Que es un dios que ha llegado!
¿Y dónde está su pedestal?

Así, en medio de discusiones,
Vivió el pueblo por un mes.
Y se ennegrecieron sus corazones,
Tan sólo uno logró prevalecer.

El mal, tres días duró ahí sentado.
Tras los cuales se levantó y partió.
Mas su recuerdo se quedó estancado.
Porque ninguno de los hombres lo olvidó.

Y las discusiones que eran palabras,
Muy pronto hechos llegaron a ser.
Y los puños se levantaron muy alto.
Y algunas casas llegaron a arder.

En poco tiempo, menor que un año,
El pobre pueblo desierto quedó.
No soportaron compartir ideas sobre un extraño.
Que extraño llegó y extraño desapareció.

Tan sólo uno quedó en el lugar desierto.
Aquel que nunca por el mal se interesó.
Aquel que se preocupaba por parar peleas,
Más nunca el éxito lo acompañó.