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CUENCA DE CAMPOS: EL CANAL DE LAS LLUVIAS...

EL CANAL DE LAS LLUVIAS

CUENCA DE CAMPOS

Su nombre dibuja la hondonada en que se refugia el pueblo, sobre la que decuella la torre del Conjuradero, repuesta hace algunos años sobre el depósito de agua. La protege un foso fluvial diseñado en el Siglo de las Luces, que los vecinos conocen como la Ria.
De entonces acá, el canal de las lluvias ha conseguido que no rebosara, en los momentos de aluvión, la escudilla natural que acoge al caserío.
Pero ni siquiera aquel ingenio ilustrado de 1798, cuyo cauce con terraplenes, tendido de puentes y pago de expropiaciones supuso un coste de 118.662 reales, logró evitar sucesivas desgracias, como la ocurrida en la tarde del 11 de junio de 1874, cuando una tormenta de mediodía arruinó 95 casas y truncó la vida del niño Máximo Vázquez, arrastrado por la furia de la corriente mientras trataba de recuperar la gorra que se le había caído al agua.
El canal tiene dos ramales, que desaguan en el arroyo de la Villa y aíslan el caserío, dejando un pequeño istmo entre los dos caminos de Ceinos, por donde no se vio peligro.
La obra civil de puentes y calzadas combina la piedra desmontada del castillo de Montealegre
, que se puso en los muros, en las roscas de los arcos y en las guarda ruedas, con mampuesto amasado con cal y arena para los rellenos. Su diseño técnico corrió a cargo de los arquitectos Vicente Rodríguez y Fernando Sánchez Pertejo, nombrados por el Consejo Real.
Todavía hoy se recorre su cíngulo trístemente desarbolado, que a espaldas del Conjuradero muestra un tajo ineperado en Campos.