A mi prima, Purita Nieto Tristán
Han ido pasando los días y en mi mente sigue aquel momento en que desde la tribuna de oradores, el 19 de mayo del 2.010, en la Casa de Cultura, de Cuenca de Campos, una señora, UNA GRAN SEÑORA, trasmitía a todo el auditorio sus sentimientos hacia todo lo suyo y hacia lo que en su vida había transcurrido en su pueblo, Cuenca de Campos, digo su pueblo, pues aunque no nació en el, siempre le quiso como propio, de sus palabras se desprendía de que así era.
Siempre recordaré el homenaje que hiciste a mis padres, Teodoro y Juanita; tus palabras calaron profundamente en mi interior, pues, yo siempre, siempre, he recordado que mis padres te querían como una hija más, te lo merecías.
Es verdad que los sentimientos eran recíprocos, eso lo apreciaba yo día a día de los de tu estancia entre nosotros. No podré olvidar, que otro tanto me sucedía a mí cuando yo iba a Bilbao, mi tía Macaria siempre pendiente de mí, siempre dándome consejos, muy buenos consejos, era todo bondad para todo, una madre más en mi vida; mi tío Chencho siempre cariñoso y complaciente; recuerdo que me llevaba de paseo, entre otras cosas, por la ribera de la Ría de Bilbao desde el Arenal, hasta donde podíamos llegar. Podría contar muchas cosas más pero voy a terminar con el recuerdo a todos, diciendo:
En la casa de mis padres
de familiares y amigos
falta la presencia física
de aquellos seres queridos
que Dios llevó al otro mundo
o están por este esparcidos.
A mi pueblo y a su gente
a la presente y ausente
nacidos del corazón
yo les saludo diciendo.
Que Dios guarde a Cuenca de Campos
y a su provincia completa
a todos los pucelanos
que son Castilla y León.
Han ido pasando los días y en mi mente sigue aquel momento en que desde la tribuna de oradores, el 19 de mayo del 2.010, en la Casa de Cultura, de Cuenca de Campos, una señora, UNA GRAN SEÑORA, trasmitía a todo el auditorio sus sentimientos hacia todo lo suyo y hacia lo que en su vida había transcurrido en su pueblo, Cuenca de Campos, digo su pueblo, pues aunque no nació en el, siempre le quiso como propio, de sus palabras se desprendía de que así era.
Siempre recordaré el homenaje que hiciste a mis padres, Teodoro y Juanita; tus palabras calaron profundamente en mi interior, pues, yo siempre, siempre, he recordado que mis padres te querían como una hija más, te lo merecías.
Es verdad que los sentimientos eran recíprocos, eso lo apreciaba yo día a día de los de tu estancia entre nosotros. No podré olvidar, que otro tanto me sucedía a mí cuando yo iba a Bilbao, mi tía Macaria siempre pendiente de mí, siempre dándome consejos, muy buenos consejos, era todo bondad para todo, una madre más en mi vida; mi tío Chencho siempre cariñoso y complaciente; recuerdo que me llevaba de paseo, entre otras cosas, por la ribera de la Ría de Bilbao desde el Arenal, hasta donde podíamos llegar. Podría contar muchas cosas más pero voy a terminar con el recuerdo a todos, diciendo:
En la casa de mis padres
de familiares y amigos
falta la presencia física
de aquellos seres queridos
que Dios llevó al otro mundo
o están por este esparcidos.
A mi pueblo y a su gente
a la presente y ausente
nacidos del corazón
yo les saludo diciendo.
Que Dios guarde a Cuenca de Campos
y a su provincia completa
a todos los pucelanos
que son Castilla y León.
