Paisaje, CUENCA DE CAMPOS

DON DE LA EBRIEDAD

Siempre la claridad viene del cielo;
es un don: no se halla entre las cosas
sino muy por encima, y las ocupa
haciendo de ello vida y labor propias.
Así amanece el día; así la noche
cierra el gran aposento de sus sombras.

Y esto es un don. ¿Quién hace menos creados...
Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse de sol y grana,
volar bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
¿Para qué llamar caminos a los surcos del azar?
Todo el que camina anda, como Jesús, sobre el mar.
Yo he visto garras fieras en las pulidas manos;
conozco grajos mélicos y líricos marranos......