ADALIA: EL CINE MORALIZANTE...

EL CINE MORALIZANTE

A veces el dinero tiene un falso poder, para suerte y desgracia de la ambición, más allá del topicazo de la escala de valores, con relación al “ser o tener. El dinero desmedido es un fantasma sonriente disfrazado con máscara de felicidad, pero nunca nos deja indiferentes.
He vuelto a ver la famosa película “Una proposición indecente”, adaptación de la novela de Jack Engelhard y, curiosamente el mismo tema y situación que escribió el inolvidable Emilio Romero. Comedia en que las féminas la verán con semblante poco amable, por la situación de hacer el ridículo. Sonreír complacientemente, mientras que a los hombres se nos pone cara de disimular las dudas… ¿Puede tanto el dinero?. Si lo compra casi todo, es porque casi todo está a la venta, sólo es cuestión de precio o de conciencia, claro.
El éxito de esa película tan taquillera, yo no creo que sólo fuera por el morbo que encierra, más bien es porque interroga muy sutilmente al subconsciente y, hiere nuestra sensibilidad por lo escabroso del tema de la infidelidad. Pone de relieve la dignidad humana por encima de cualquier valor económico. De esta película se puede sacar virutas con la mente, al chocar la ética y la conciencia en nuestra vida real, en torno a la ambición y al dinero, que por suerte no lo puede compra todo.
El poder del dinero tiene un brillo muy resbaladizo que a veces envilece, y crea contrastes; como les pasa a las flores, si nos fijamos bien, en los lujosos ambientes bancarios, que se marchitan con más facilidad.
En la película, un multimillonario hace una proposición indecente a una formal y bella mujer, pero tentadora… Y, como siempre pasa, el auténtico valor, el del amor al final triunfa sobre la pobreza de quien sólo tiene dinero y mediocridad.
Lo bueno de la vida no hay dinero que lo compre, porque no tiene precio ni medida comparable, y eso lo sabe bien todo el mundo. La realidad es que el buen paladar siempre distingue entre lo bueno y lo malo. El instinto, de la estética y el buen gusto es patrimonio del alma. (Y, eso no lo destruye ni “Tele 5” con toda la basura insufrible lleno de frivolidades, que empobrece a quien lo hace y lo mira).
A veces el dinero carece de valor, cuando no corresponde con la buena conciencia y hace como en la película, que un millón de dólares quemen tanto en el bolso, que toda esa fortuna soñada se pueda cambiar por un aburrido hipopótamo.
El amor auténtico, ya se sabe, no lo compra el dinero, sólo es un valor relativo, ya que no es capaz de satisfacer plenamente ni a los millonarios que deseen comprar un sueño…

Jacinto Herreras Martín