Hoy es una de esas tardes pacientes,
abierta a la llegada del invierno,
donde el sol acude sin ira para cernir
su luz de otra manera.
Y como si de un furtivo se tratase,
se acomoda silencioso en el respaldo
maltrecho de una cerca astillada.
Asombran los rincones
donde se esconde la quietud del tiempo.
Prohibida la entrada –anuncia el férreo candado–,
vetado está soñar con el pasado.
¿Cómo tanto silencio puede gritar tan alto?
No me da miedo, ni me acobarda.
Ya no tiemblo al recordar nuestra última despedida.
Ahora soy un verso libre que nace en cualquier lado.
(Más fotos y textos en mi web- pinchad en el enlace)
abierta a la llegada del invierno,
donde el sol acude sin ira para cernir
su luz de otra manera.
Y como si de un furtivo se tratase,
se acomoda silencioso en el respaldo
maltrecho de una cerca astillada.
Asombran los rincones
donde se esconde la quietud del tiempo.
Prohibida la entrada –anuncia el férreo candado–,
vetado está soñar con el pasado.
¿Cómo tanto silencio puede gritar tan alto?
No me da miedo, ni me acobarda.
Ya no tiemblo al recordar nuestra última despedida.
Ahora soy un verso libre que nace en cualquier lado.
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