LA NIEVE POR EL CAMINO
Eran fechas próximas de Navidad, del año 1947, aquellos dos hombres venidos desde Madrid, con la idea de visitar La Laguna Negra y su entorno, les parecía venir de fiesta, en aquellos trenes, que su velocidad era bastante lenta, pero para ellos les resultaba cómodo y bonito, ya que durmieron en Vinuesa, y su salida fue temprano, bien abrigados para aquella época del año, y dispuestos a pasar el día andando, su subida fue un poco complicada, la nieve caía sobre los pinos y en la carretera forestal, sus pisadas eran cubiertas por la nevada en poco tiempo, y pudieron llegar haciendo un esfuerzo sobre humano, a las dos de la tarde, a La Laguna Negra, con un frío congelado, pero la alegría de poder conocer ese paisaje anclado en la montaña, les hacía felices, solamente pudieron darse una pequeña vuelta, e iniciar el retorno de vuelta para Vinuesa, más el camino estaba siendo muy duro, la cuesta que habían subido por la mañana, estaba nevada, y los pinos blancos cargados de nieve, sin dejar de nevar caminaron sin descanso, la noche se les echaba encima, y aunque la carretera era dura, con la nieve congelada, pudieron llegar a Vinuesa, sobre la siete de la tarde noche, llegando a su residencia, donde pudieron descansar, coger fuerza, y secar su ropa, que la llevaban toda ella calada, en sus conclusiones del viaje en Madrid, comentaron, La Laguna Negra, es un paisaje diferente, sus piedras y sus pinos te dejan enamorado de aquel entorno, lo peor es que este tiempo invernal, es muy duro para poder caminar sin demasiados problemas, Comentaba el más fuerte de los dos amigos, “volveremos cuando el tiempo sea mejor, con los días más largos de sol, cuando la ropa no te pese tanto, al no estar nevando, no será este el primero y último viaje”.
Aquellos dos hombres, pienso que volverían a subir hasta La Laguna Negra alguna vez más, todos lo que allí subimos
esperamos siempre volver, es un lugar que se lleva en la memoria para toda la vida. G X Cantalapiedra. 3 – 6 – 2022.
Eran fechas próximas de Navidad, del año 1947, aquellos dos hombres venidos desde Madrid, con la idea de visitar La Laguna Negra y su entorno, les parecía venir de fiesta, en aquellos trenes, que su velocidad era bastante lenta, pero para ellos les resultaba cómodo y bonito, ya que durmieron en Vinuesa, y su salida fue temprano, bien abrigados para aquella época del año, y dispuestos a pasar el día andando, su subida fue un poco complicada, la nieve caía sobre los pinos y en la carretera forestal, sus pisadas eran cubiertas por la nevada en poco tiempo, y pudieron llegar haciendo un esfuerzo sobre humano, a las dos de la tarde, a La Laguna Negra, con un frío congelado, pero la alegría de poder conocer ese paisaje anclado en la montaña, les hacía felices, solamente pudieron darse una pequeña vuelta, e iniciar el retorno de vuelta para Vinuesa, más el camino estaba siendo muy duro, la cuesta que habían subido por la mañana, estaba nevada, y los pinos blancos cargados de nieve, sin dejar de nevar caminaron sin descanso, la noche se les echaba encima, y aunque la carretera era dura, con la nieve congelada, pudieron llegar a Vinuesa, sobre la siete de la tarde noche, llegando a su residencia, donde pudieron descansar, coger fuerza, y secar su ropa, que la llevaban toda ella calada, en sus conclusiones del viaje en Madrid, comentaron, La Laguna Negra, es un paisaje diferente, sus piedras y sus pinos te dejan enamorado de aquel entorno, lo peor es que este tiempo invernal, es muy duro para poder caminar sin demasiados problemas, Comentaba el más fuerte de los dos amigos, “volveremos cuando el tiempo sea mejor, con los días más largos de sol, cuando la ropa no te pese tanto, al no estar nevando, no será este el primero y último viaje”.
Aquellos dos hombres, pienso que volverían a subir hasta La Laguna Negra alguna vez más, todos lo que allí subimos
esperamos siempre volver, es un lugar que se lleva en la memoria para toda la vida. G X Cantalapiedra. 3 – 6 – 2022.