EL SAUCE LLORÓN, de Luis Pita.
No voy a hacer crítica del libro de Luis Pita, que doctores tiene la Iglesia, sino a poner, negro sobre blanco, si no en papel, si al menos en este foro, la reseña que de "El sauce llorón" hizo el escritor Javier Marías quien, también hay que decirlo, pasó muchos veranos de su infancia en Soria, junto a su familia y su padre, Julián Marías, y tampoco es raro encontrárselo en alguna ocasión Collado abajo.
"Son muchos los libros que se publican, y la mayoría de ellos tienen menos mérito que pretensiones. Lo excepcional empieza a ser, de hecho, encontrar alguno que encierre de lo primero y carezca de lo segundo.
"El sauce llorón", de Luis Pita, pertenece a esta ya rara especie, y sus ínfulas son tan inexistentes que incluso ve la luz sólo cuando su autor ya tampoco existe. Con una prosa límpida y eficaz, que nunca busca el adorno superfluo ni cae en excesivas nostalgias, consigue transmitir toda la atmósfera de un tiempo pasado en un lugar que, precisamente por parecer algo ajeno al tiempo mismo e inmune a sus veleidades más tontas, se aparece, con inusitada fuerza, como vivo y presente: la ciudad de Soria, evocada en estas páginas de tal manera que a veces semeja, incluso para los que la hemos conocido y frecuentado en la infancia, un lugar de ficción. Y ya se sabe que es en éstos -tengan nombre real o inventado, llámense La Mancha, Elsinore, Región Combray, Vetusta o Yoknapatawpha- donde uno puede mejor instalarse, quedarse a vivir una temporada y desde luego, descansar y ser más libre."
No voy a hacer crítica del libro de Luis Pita, que doctores tiene la Iglesia, sino a poner, negro sobre blanco, si no en papel, si al menos en este foro, la reseña que de "El sauce llorón" hizo el escritor Javier Marías quien, también hay que decirlo, pasó muchos veranos de su infancia en Soria, junto a su familia y su padre, Julián Marías, y tampoco es raro encontrárselo en alguna ocasión Collado abajo.
"Son muchos los libros que se publican, y la mayoría de ellos tienen menos mérito que pretensiones. Lo excepcional empieza a ser, de hecho, encontrar alguno que encierre de lo primero y carezca de lo segundo.
"El sauce llorón", de Luis Pita, pertenece a esta ya rara especie, y sus ínfulas son tan inexistentes que incluso ve la luz sólo cuando su autor ya tampoco existe. Con una prosa límpida y eficaz, que nunca busca el adorno superfluo ni cae en excesivas nostalgias, consigue transmitir toda la atmósfera de un tiempo pasado en un lugar que, precisamente por parecer algo ajeno al tiempo mismo e inmune a sus veleidades más tontas, se aparece, con inusitada fuerza, como vivo y presente: la ciudad de Soria, evocada en estas páginas de tal manera que a veces semeja, incluso para los que la hemos conocido y frecuentado en la infancia, un lugar de ficción. Y ya se sabe que es en éstos -tengan nombre real o inventado, llámense La Mancha, Elsinore, Región Combray, Vetusta o Yoknapatawpha- donde uno puede mejor instalarse, quedarse a vivir una temporada y desde luego, descansar y ser más libre."
