Rello es uno de mis destinos favoritos. Una vez, en las postrimerías del
otoño que aquí ya es
invierno, me encontré a una lugareña de ochenta años que nunca había salido de su
pueblo. Eso me hizo y me hace pensar mucho en el destino del hombre. El turismo pobre hace que uno piense, por eso no se promociona mucho. Aquella señora venía al final de la tarde de tomar el sol junto a tres o cuatro vecinos, todos de la misma edad, de una solana fuera de la
muralla. No había ido nunca a la capital, a ninguna
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