UNA TARDE DE TORMENTA EN LAS ORILLAS DEL DUERO
Con el Castillo Fortaleza de Gormaz de fondo, tuve que soportar una tormenta bastante grande, eran las seis de la tarde del mes de agosto de hace bastantes años, había salido para ver el Río Duero tranquilo, y apenas había nubes, más en un cuarto de hora aquello se puso todo el cielo negro de nubes, que soltaban gotas grandes y frías, estaba no muy lejos del Puente Romano, dónde comienza la calzada romana que sube al pueblo de Gormaz. En pocos metros mi cuerpo empezó a sentir esa tormenta con su agua fría e incluso con granizo, los relámpago seguían cayendo con mucha intensidad, y en ese lugar no existe ningún sitio donde puedas encontrar un refugio, solamente si hubiera pasado alguien conocido como así sucedió, Un coche con una señora dentro freno parando y recogiéndome, ella parece ser que me vio salir camino del famoso Puente, me sentí agradecido no solo por llevarme hasta el pueblo, si no por evitar el peligro de rayos y otras cosas raras que guarda en secreto dicho territorio, y aun más en el mes de agosto, es un trayecto de unos tres kilómetros, más los rayos que cayeron fueron como si fueran testigos de aquella tarde que no olvidaré nunca. Era un recorrido que le hice muchas tardes incluso con amigos por la mañana, Y un lugar donde la historia moderna y antigua se dan la mano. Piedras que han visto barbaridades de humanos, que no respetaron la vida ni de otros. humanos que solo venían de trabajar según la historia moderna, y de hace siglos cuenta la historia que la toma del Castillo Fortaleza de Gormaz fue una batalla entre musulmanes y cristianos, que no respetaban las vidas de sus semejantes, las guerras con el Rio Duero por medio, aunque hayan quedado huellas de aquellas gentes en sus murallas. Es un lugar para tener en cuenta, yo tuve miedo a esa tormenta, y eso que nunca sentí miedo de otras tormentas en otros lugares, G X Cantalapiedra. 30 – 10 – 2025. Mil gracias a la señora de Recuerda que me llevó en su automóvil.
Con el Castillo Fortaleza de Gormaz de fondo, tuve que soportar una tormenta bastante grande, eran las seis de la tarde del mes de agosto de hace bastantes años, había salido para ver el Río Duero tranquilo, y apenas había nubes, más en un cuarto de hora aquello se puso todo el cielo negro de nubes, que soltaban gotas grandes y frías, estaba no muy lejos del Puente Romano, dónde comienza la calzada romana que sube al pueblo de Gormaz. En pocos metros mi cuerpo empezó a sentir esa tormenta con su agua fría e incluso con granizo, los relámpago seguían cayendo con mucha intensidad, y en ese lugar no existe ningún sitio donde puedas encontrar un refugio, solamente si hubiera pasado alguien conocido como así sucedió, Un coche con una señora dentro freno parando y recogiéndome, ella parece ser que me vio salir camino del famoso Puente, me sentí agradecido no solo por llevarme hasta el pueblo, si no por evitar el peligro de rayos y otras cosas raras que guarda en secreto dicho territorio, y aun más en el mes de agosto, es un trayecto de unos tres kilómetros, más los rayos que cayeron fueron como si fueran testigos de aquella tarde que no olvidaré nunca. Era un recorrido que le hice muchas tardes incluso con amigos por la mañana, Y un lugar donde la historia moderna y antigua se dan la mano. Piedras que han visto barbaridades de humanos, que no respetaron la vida ni de otros. humanos que solo venían de trabajar según la historia moderna, y de hace siglos cuenta la historia que la toma del Castillo Fortaleza de Gormaz fue una batalla entre musulmanes y cristianos, que no respetaban las vidas de sus semejantes, las guerras con el Rio Duero por medio, aunque hayan quedado huellas de aquellas gentes en sus murallas. Es un lugar para tener en cuenta, yo tuve miedo a esa tormenta, y eso que nunca sentí miedo de otras tormentas en otros lugares, G X Cantalapiedra. 30 – 10 – 2025. Mil gracias a la señora de Recuerda que me llevó en su automóvil.