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GALAPAGARES: EL BURRO GARILLANOS...

EL BURRO GARILLANOS
Aquel burro juguetón y trabajador, aquella tarde noche se daba paseos por su patio en su pueblo soriano, y aunque la trasera estaba sujetada por trancos de madera, para evitar la entrada de zorros en la noche que podían acabar con todas las gallinas que tenían sus dueños, el animal con su boca y herraduras logró salir del corral donde el pasaba muchas horas mirando al cielo castellano, este burro juguetón y con buena memoria, decidió salir camino de La Cuesta de La Muela, y como le era difícil la escalada, en la noche soriana, decidió subir hasta el poblado de Galapagares, donde sus dueños tenían familiares, y por aquella carretera de tierra con La Luna de testigo, subió hasta la zona de Los Hocinos, un lugar de acantilados en la sierra peligroso por su altura sobre el suelo de al lado, quizá unos cincuenta metros de altura de desnivel. Donde parece que Garillanos se adentró para poder comer unas hierbas salvajes que eran usadas para evitar molestias en el estómago, y que parece que aquellos vientos le daban en aquel otoño de hace cien años, un sabor de libertad sin control, el burro continuo sin ver el peligro que le acechaba, y en la noche misteriosa donde alguna nube tapaba a La Luna, Garillanos resbalo cayendo desde esa altura peligrosa, y parece que falleciendo a causa de dicha caída, debió de ser un espectáculo terrible, incluso los grajos y otros pájaros sintieron tan terrible golpe, los dueños que habían percibido su falta en el patio y corral, le buscaron por los aledaños de su pueblo, nadie les daba señales de su fuga, su libertad duro pocas horas, al día siguiente un pastor con sus ovejas viendo al Burro fallecido, comunicaba a las autoridades, que en Los Hocinos existía una gran anomalía, tan solo le dieron allí mismo sepultura, y un joven le coloque en su cabecera de tumba, Una Cruz hecha con arbustos, para recordar aquel burro aventurero que falleció por andar en la noche soriana buscando su libertad. Sus dueños al recibir dicha noticia se les saltaron las lágrimas, a parte del valor económico de aquel animal, que en aquellos años ayudaba a cualquier familia. G X Cantalapiedra. 23 – 2 – 2025.