CASTILRUIZ: III. CRÓNICA BIOGRÁFICA DEL P. ÁNGEL JIMÉNEZ SANZ,...

III. CRÓNICA BIOGRÁFICA DEL P. ÁNGEL JIMÉNEZ SANZ, OAR

Epifanía: 6 ener 2014. Confortado con los Auxilios Espirituales de la Iglesia, el 22 de nov. de 2013, el P. Ángel Jiménez Sanz, de 74 años de edad, entregó su vida a Dios Nuestro Señor, en el Convento Sto. Tomás de Villanueva, de los Agustinos Recoletos, en Salamanca. Varios meses antes le habían diagnosticado un cáncer de pulmón. Su muerte se produjo por insuficiencia respiratoria. En setiembre, juntamente con su hermano gemelo, el P. Donato, también agustino recoleto, y en dicho Convento, habían celebrado con profundo agradecimiento a Dios y a la Iglesia, las Bodas de oro de su Ordenación sacerdotal.

Los mellizos Ángel y Donato, los últimos de una familia muy numerosa y muy ricamente bendecida por Dios, nacíeron en Castilruiz (Soria), el 1 de set. de 1939. Sus padres, muy religiosos, se llamaron Donato y Paula. Y el ambiente de profunda fe y piedad del hogar, hizo que floreciera la vocación de tres de sus hijos para el sacerdocio, y de una hija, María Ulagares, para la vida consagrada, en el Instituto Secular de Hnas. de la Pequeña Familia Franciscana.

A los 12 años recién cumplidos, -ya llevaban varios años de monaguillos, como sus hermanos mayores- los mellizos fueron recibidos en el Colegio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, para iniciar los estudios de Latinidad, como entonces se decía, y que junto con las demás asignaturas, conformaban los cursos del bachillerato: ciclo (1951-1955), llevado a cabo en San Millán y en el Colegio apostólico San Agustín de Logroño. Seguidamente, y de nuevo en San Millán, comienzan los estudios de Filosofía desde 1955 a 1958. Finalizado este último curso entran al noviciado en el Monasterio de San Millán, y el 17 de set. de 1959 hacen la Profesión simple.

La vida, entre horarios, recreación, actividades, discurría para ellos muy amablemente. Se sentían felices en el más natural y sano orden del internado: Entre los estudios, vida de piedad, lecturas formativas, habitual ensayo e interpretación de cantos religiosos y profanos, etc., y el infaltable contacto con la exuberante naturaleza de los valles y los montes de San Millán. Ni que decir tiene que durante esos periodos de niñez y adolescencia han experimentado frecuentemente, según cuentan, la cercanía y auxilios de sus Ángeles de la Guarda. Y, claro, ¡cuánto más a lo largo de los años! Que aunque sus vidas no estuvieron envueltas, ni mucho menos, en situaciones extremas a lo P. Llorente, p. ej., sí han sentido y sabido que eran librados indemnes de muchos peligros por sus ángeles custodios.

Para continuar los estudios, ahora de Teología, son trasladados a nuestro flamante Convento Sto. Tomás de Villanueva de Salamanca: Tres años de estudio en las aulas del convento y dos años en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde ambos obtendrán el título de licenciado en Teología, en 1964.

El 17 de set. de 1962, con los compañeros de su curso, emitieron la Profesión solemne. El 29 de junio de 1963, solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, son ordenados de diáconos.

Entre las tareas del estudio en el teologado, los coristas llevaban a cabo actividades culturales serias: cultivo del canto gregoriano, esmerada representación teatral de obras clásicas… También Ángel andaba comprometido con otros compañeros en la confección o soporte de esas actividades. Destacó, además de modo sobresaliente, en el juego de pelota; incluso en partidos organizados por Educación y Descanso de la Ciudad.

Y el 15 de set. de 1963, reciben el Orden del Presbiterado de manos de un Obispo misionero, expulsado de China por el régimen comunista, Mons. Arturo Quintanilla, oar. El cantamisa se celebró con toda solemnidad en Castilruiz, pueblo natal de los misacantanos. El pueblo entero de fiesta mayor. El sacerdote D. Javier Ruiz que los había encauzado en la vocación, y varios padres agustinos recoletos. En esos años aún no se concelebraba, por lo cual se celebró primero una misa rezada e inmediatamente se procedió a la solemne cantada en gregoriano. En esta solemne celebración predicó el hermano de los mellizos, D. José Jiménez Sanz, ya presbítero diocesano, ordenado en Comillas, desde hacía año y medio.

A partir de aquí, la actividad de los hermanos Ángel y Donato, discurrirá ya por labores y destinos separados. Fr. Donato es enviado al Colegio Apostólico de Logroño como profesor de Bachillerato y de algunas tareas culturales, durante casi dos décadas. En esos años se estudiaban con intensidad las Humanidades, en especial el latín y el griego. Además, varios profesores jóvenes aprovechaban las vacaciones de verano para aprender un idioma moderno: unos iban a Alemania, otros a Inglaterra, algunos a Francia. Fr. Ángel se hizo con el alemán.

El P. Ángel continuará en el convento de Salamanca, ahora en sus trabajos como profesor de Teología y en la labor de maestro de coristas, en los complejos y muy confusos años del posconcilio, hasta el verano de 1970. Los tres años siguientes residirá en Madrid realizando los estudios de sicología. Podía haber desplegado sus capacidades intelectuales en el campo del profesorado y de los estudios. Por su afición y celo, circustancias o destinos en la Provincia, quedó comprometido directa y plenamente en las tareas pastorales.

En verano de 1973 es destinado a la vicaría del Perú, y en Lima desarrolla su apostolado como vicario parroquial de Sta. María Madalena y de Sta. Rita de Casia. Se ocupó, además, muy activamente en la pastoral de los Cursillos de Cristiandad.

Luego, durante un año fue párroco de Pimpincos, Misionero en los adentros de la sierra de la Prelatura de Chota y Cutervo (Cajamarca), donde los ojos se bañan de azul y de virginal creación, donde los oídos distinguen la algarabía de la naturaleza, donde las trochas hay que salvarlas a lomo de mula o de caballo. Misionero entre los más sencillos del Reino, -beati mundo corde- que cuando uno les dice cómo vienen de noche y de tan lejos a la Promesa del Primer Viernes, saben responder agradecidos: “ ¡Huy, padre, hay una luna muy buena!”.

Entre 1977 y 1987 ejerce su intenso ministerio en la parroquia de Ntra. Sra. de la Consolación de Chiclayo, (Lambayeque). Profesor y mentor también en el Seminario. Fue párroco desde 1978 hasta 1987. Aquí tomará parte muy activa, incluso físicamente, en la costrucción y puesta a punto del nuevo templo parroquial. Traer, llevar, ir, venir, estar… escasa descripción aún para el trajín y los afanes de un párroco que tiene su templo en marcha. Al fin, en la fiesta de la Inmaculada Concepción, 8 de dic. de 1980, la nueva iglesia fue inaugurada y bendecía solemnemente por Mons. Ignacio Ma. Orbegozo, Ob. de Chiclayo. Una iglesia rotonda, de concepción moderna y muy elegante en su forma exterior. En el interior, presidiendo el presbiterio, destaca la colosal talla de tres metros y medio, de Cristo Resucitado (¿Vienes o vas? –Nuestro mirar no acierta…), obra del escultor español Julián Alangua. Sobre los laterales, y en dos grandes trapecios, se muestran dos paneles, que recorren las 14 estaciones del Viacrucis, magistral obra pictórica del P. Esteban Peña, oar. Aquí, con catequistas invitados del Camino, el P. Ángel llegó también a formar las primeras Comunidades Neocatecumenales.