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BLACOS: Cuestión de Fe...

Cuestión de Fe
Cuando yo era pequeño, eso sucedió en el siglo pasado, ser católico en Blacos no entrañaba muchas dificultades. Cada domingo llegaba el cura a la iglesia, decía misa y todos los que asistían, que eran unos cuantos, cumplían con el tercer mandamiento, el de santificar las fiestas, que es uno de los importantes. En aquellos años el cura cumplía a rajatabla los dictámenes de Jesucristo, sobre todo ese que decía “ Yo soy el buen pastor, que da su vida por sus ovejas”. Bueno, probablemente lo de dar la vida era algo figurado. No creo yo que por una misa a la semana el cura pusiera en riesgo su existencia, a no ser que se bebiera todo el vino que sobraba en cada una de las parroquias que asistía, y después se pusiera al volante para volver a casa. Desde que se inventaron los controles de alcoholemia este riesgo disminuyó considerablemente.
Pero sí que debía de ser un trabajo excesivo, porque poco a poco los párrocos han ido reduciendo su jornada laboral, sin necesidad de someterla al escrutinio de nadie. Ya se sabe, en cuestiones de fe se cree o no se cree, pero nunca se vota. Y con estas reducciones progresivas hemos llegado hasta aquí. Ya no hay que santificar las fiestas, el buen pastor se ha desentendido del rebaño, y Blacos no tuvo misa ni el día de su patrón, San Acacia, ni tendrá misa, al menos con este cura, el día grande de las fiestas de agosto. El día de San Acacio párroco no pudo asistir porque tenía que hacer de señor de compañía del obispo de la diócesis porque celebraba el Corpus Christi. Si ese fiesta que antes era uno de los tres jueves que más brillaban en el año, pero que ahora se celebra cualquier otro día que les vaya bien. Y en la fiesta de agosto tampoco puede asistir porque tiene cosas más importante que hacer que atender a las necesidades de sus fieles.
Después de estos dos desplantes a ver quien nos explica esas palabras de Jesucristo que decía, “ Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”. Pedir me consta que se lo han pedido, entre otros la propia alcaldesa. Lo de buscad yo lo entiendo en sentido literal. Quiere decirnos que busquemos a otro cura y que seguro que lo encontramos porque él ni está ni se le espera. Luego lo de llamad y se os abrirá yo creo que es una declaración de intenciones porque la puerta de la Iglesia estará cerrada a cal y canto.
Claro que la iglesia puede que se haya tomado al pie de la letra esta otra frase de “ Jesucristo”, “ MI reino no es de este mundo”. Y claro si lo ven así tampoco pueden estar muy interesados en atender a las cuatro o cinco almas que se sentirán desamparadas esos días que nadie abre la puerta y se queden sin misa, y por tanto se quedan sin poder alimentar su fe. A estas alturas esa fe tiene que ser a prueba de bombas, por lo resistente.
Hace unos meses, cuando se hacían quinielas sobre el cónclave y el nombramiento del nuevo papa, los expertos decían que había dos corrientes. La progresista, la de continuidad de la labor de Francisco, que quería acercar la iglesia a los fieles y adoptar comportamientos empáticos con ese rebaño cada día más diezmado. Y la otra corriente era la conservadora, la de aquellos que defienden a capa y espada los privilegios de los purpurados y los que resuelven cualquier duda con la fe. Estos últimos po querer querías hasta recuperar la misa en latín y decían que el concilio Vaticano II había sido una herejía. Vamos, que estos últimos son los que no se reconocen como pastores y a los que les importa poco que se reduzca el rebaño. Deben pensar que cuanto menos ovejas tenga menos trabajo les darán a ellos.
Y así llegamos a ese abandono de almas que comprueban un domingo sí y otro también que la puerta de la Iglesia de Blacos no se abre ni aunque llamen a cañonazosl de oraciones y de fe. Se sientesn desamparados, frustrados y totalmente engañados cuando Jesucristo ldijo eso de “ama al prójimo como a ti mismo”. En Blacos ser católico a estas alturas es una misión imposible. O simplemente una cuestión de fe. A los que nos preocupa menos, o nada la ausencia parroquial, nos podemos consolar con otra frase de Jesucristo, “ La verdad os hará libres”.