BLACOS: Así fue, parece que tú mismo lo hubieras vívido.

San Acacio

Ayer se celebró el día de San Acacio, patrón de Blacos, y también de Torreblacos. Acacio es un nombre de origen griego, que significa "puro", " sin maldad". El santo es considerado benefactor de la humanidad. Y además de santo, o quizás por eso, fue mártir. Los romanos del imperio, esos que hicieron la calzada, que ha sido el gran descubrimiento monumental y probablemente lo único que se va a salvar de la destrucción de las obras de la "autovía eterna", esos romanos lo pasaron a cuchillo a San Acacio, después de someterlo a las refinadas torturas a las que acostumbraban los discípulos de Julio César. Lo acabaron decapitando, que fue un "modus operandi", que ha creado escuela posterior en la guillotina francesa o en las espadas de ese imperio español en el que nunca se ponía el sol. Yo no sé si todo esto lo sabían en Blacos cuando decidieron hacerlo patrón. Yo creo que no porque el papel fundamental del santo era sacarlo al patio cuando había tormentas, para que las parara con su poder universal. Yo no recuerdo si lo consiguió alguna vez. O igual lo sacaban a la barbacana cuando la tormenta ya se difuminaba y luego atribuirle el mérito al santo para justificar sus galones como patrón de Blacos y Torreblacos. Y es que esto de los poderes de los santos siempre ha estado un poco en entredicho. Una vez mi tío Cristino, hermano de Leandro, Ismael... estaba de pastor y se quería ir de fiesta. Entonces sacó a San Miguel de su ermita y lo dejó cuidando a las ovejas. Cuando volvió se habían descarriado todas y no las encontraba. Y no se le ocurrió otra cosa que pegarle una paliza al santo por su descuido. Os puede parecer una burrada, pero al lado de lo que hacían los romanos era sólo una carantoña. San Acacio es más modesto y extendía su patronazgo sólo en el ámbito del pueblo. Ayer se celebró la fiesta del patrón con una ceremonia excepcional a estas alturas, hubo misa, rara avis, y además oficiada por dos curas. Aquí si que la Iglesia estuvo e la altura porque la misa la oficiaron dos curas, sí sí dos curas. Creo que las paredes del templo crujía por la sorpresa. Lo normal es ver a dos personas en los bancos, pero dos curas en el altar es algo que debe pasar a los anales de las memorias de San Acacio. Tan abandonado siempre y de repente se encuentra con dos curas narrando sus méritos ante un nutrido grupo de parroquianos, que por lo menos eran... cinco o seis. Al santo no le dio un infarto porque los decapitados no suelen tener esos achaques, que si no el pobre no levanta cabeza en unos cuantos siglos. Bueno pues eso, hubo misa, y después comida de hermandad, que es lo bueno. Hubo hermandad porque todos se conocían como si de una familia se tratara. Seguro que no hablaron mucho de los méritos del patrón, ni de la homilía de los curas, pero comieron, hablaron y se divirtieron a la sombra de San Acacio, el protector de la humanidad. Y lo hicieron seguro, con pureza y sin maldad, como se hacen las cosas bien hechas.

Así fue, parece que tú mismo lo hubieras vívido.