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BLACOS: Qué bonito. Que sepáis todos que es mi primo, no hay...

Qué bonito. Que sepáis todos que es mi primo, no hay nadie que escriba como él, qué imaginación, qué verborrea, cuantos recursos literarios. Bueno bueno. Pero no os preocupéis, que para hablar en cristiano ya estoy yo, la ostia.

Va uno de Blacos conduciendo su recién estrenado coche, dirección Soria, cuando en una de las curvas del Temeroso, se sale de la carretera y se pega “la gran hostia”, quedando el flamante coche completamente abollado.
El blaquense sale del coche, y empieza a mirar el mal estado en que ha quedado su flamante coche y en éstas pasa uno de la Torre, y viendo lo mal que estaba el de Blacos, detiene su coche, y le dice:
- No te preocupes, hombre, si quieres dejar el coche, tal y como estaba antes, no tienes mas que soplar por el tubo de escape, y a medida que se vaya hinchando, irán desapareciendo las abolladuras. Dicho esto el de la Torre vuelve a montarse en el coche y deja al de Blacos manos a la obra.
El blaquense todo agradecido, se tumba en el suelo, y empieza a soplar por el tubo de escape, como le había dicho el de la Torre y en éstas que pasa otro de Blacos, que al ver a su paisano tumbado en el suelo, decide detenerse para echarle una mano.
El blaquense accidentado cuenta a su paisano lo que le ha sucedido, y el brillante consejo que le había dado el de Torreblacos.
El último blaquense en llegar, mira atónito al blaquense accidentado, y le dice:
- ¡TU ERES TONTO O QUE!... como piensas que se va a hinchar el coche soplando por el tubo de escape…………. SI TIENES LAS VENTANILLAS BAJADAS.

¿Qué deducimos de este chiste? Que no hay un samario bueno, que son muy retorcidos.