BLACOS: A ver, Barakita, si hubieras mirado con detenimiento...

A ver, Barakita, si hubieras mirado con detenimiento esta foto te hubieras dado cuenta enseguida a quien se refería el reportaje de la tele. Era a este chico de la Banda Municipal de Trompetas y Tambores en una diana de las fiestas de Blacos. Claro que hay alguna otra posibilidad. A mi se me ocurren tres. La primera creo que se llama la rompía de Calanda, un pueblo de Zaragoza en el que durante la noche de juves santo a viernes no dejan de tocar los tambores para sustituir a las campanas del pueblo, que esos días se quedan mudas. En segundo lugar podía ser cualquier fiesta de moros y cristianos de Valencia. Una zona en la que el ruido del tambor se mezcla con el de la pólovora, dos de sus aficiones preferidas. Pero yo apuesto por la tercera. Seguro que el que tocaba el bombo era un chaval fuerte y simpático donde los haya, con una barbita arreglada y con un cigarro chino colgado de los labios. Si tu cabeza no te da, que sepas que se trata de Mariano, hijo de Mariano, que hace años que ya está en el libro guiness como el tío que más tiempo ha aguantado en Blacos tocando el bombo, en una diana particualr que empieza cunado él quiere y la termina cuando le da la gana, como debe ser. Yo desde que lo descubrí cuando me vienen con pamplinas del fenómeno de Manolo el del Bombo, valenciano por cierto, que acompaña a la selección de fútbol por todo el mundo dando la matraca, les digo que es un mero aprendiz. Que el auténtico es Mariano el del Bombo, que aguanta lo que le echen y que tenemos suerte de que las fiestas de Blacos duran tres días, que si fueran como los sanfermines, agauntaría nueve días y nueve noches dándole al bombo sin que le salga un triste callo en la mano. Otras cosa es el ritmo y sus conocimientos de solfeo, pero lo que es resistencia y aguante le sobran. Yo reconozco que hubo una época que lo odiaba con toda mi alma, porque no conseguía dormir ni un segundo. Daba igual que estuviera en las eras, que en el puente o en el río Abión. Yo siempre lo oía como si estuviera debajo de mi almohada. Era un auténtica tortura china, que me imagino que la perfeccionaba en sus visitas al impelio amalillo. Después cuando me hice más mayor y me atacó el insomnio empezó a caerme simpático y entretenía mis desvelos con ese ritmo pegadizo que le daba al bombo. Creo, incluso, que alguna vez alguien escondió el bombo, pero daba igual, él siempre lo encontraba o era el bombo el que lo encontraba a él. Da igual la forma pero el resultado es que acababan juntos dando la murga por calles y plazas. Y cualquiera le decía nada, primero porque imponía y porque después te desarmaba con su sonrisa y simpatía. Seguro barakín que el reportaje que vistes se refería a él, y si no es así alguien tiene que hacerle uno porque se lo merece. Eso sí, Mariano, por favor no hace falta que ensayes. Eld ía que te vayan a grabar si eso lo tocas, pero no estés todo el verano haciendo prácticas para mejorar tu nivel. Conformate con el que tienes, que es bueno, de verdad.
Y la última opción puede ser que lo vieras en la ETB, pero ahí seguro que tocaban el bombo en euskera y como no entiendes la lengua pues te quedaste con las ganas de saber quien y que tocaba. De nada majo.