BLACOS: Exito en el 2012! Sin duda no tenias que seguir en...

Estoy desolado, histérico y desesperado. Y es que me acaban de despedir, por lo que me estoy pensando lo de irme a pescar truchas al Milanos o tomar una decisión más drástica y sacarme un billete en el Victoria Eugenia e irme directamente a la Patagonia o a Buenos Aires, que yo también tengo mucha familia en aquellos lugares. Pero debido a mi disgusto, tengo un carácter cambiante, y un segundo después pienso que si me lo monto bien puedo pasar el año de manera desahogada. Estas navidades, por ejemplo, me voy a Blacos. En Nochebuena entre el vino que me dan y el aperitivo del ayuntamiento en el que me atiborro, mato el hambre por lo menos hasta el día 31. Esa noche aprovecho que la gente se carga un poco de copillas, se vuelve generosa y desprendida, y seguro que alguno me invita a cenar. Si le hecho un poco de cara igual hasta me quedo a dormir y me apunto a la comida de Año Nuevo. Siempre es bueno empezar el año con una buena obra y que mejor que invitar a un pobre desválido. Luego en Reyes todo son regalos y buenos propósitos y que mejor que pegarle el sablazo algún otro vecino que no se atreva a decirme que no. Por supuesto que el regalo no lo voy a aceptar porque eso sería ya un poco abusar. Y entre comida y cena, me apalanco en la barra del bar y seguro que me me va cayendo alguna cervecita que otra y hasta puede que con aceitunas y patatas. Probablemente más de uno se dará cuenta que no pago, pero por educación seguro que nadie dice nada. Y el resto del año ya me apañaré. Entre los cocidos populares, los aperitivos de vez en cuando, las cenas en distintas peñas y alguna que otra invitación de la familia y los amigos, si es que a esas alturas todavía me reconocen, soy capaz de aguantar hasta el verano. Y ahí llega la época fuerte. Me apunto a todas las fiestas, me cuelo en las casa de los conocidos, sobre todo en las de mis primos de La Torre y Rioseco, y luego sacio mi sed en peñas y tugurios. En fin yo creo que puedo dar el pego sin dar mucho el cante. Además como creo que aún hay alguien que piensa que soy una persona seria y educada, les costará darse cuenta que les ha caído encima un gorrón de tomo y lomo. (Se me acaba de ocurrir que también puedo bajar a la Torre a conocer a mi amigo de abajo y con eso de que compartimos apellidos y una esquina del árbol genealógico, igual se siente en la obligación de mantenerme una temporada).
La verdad es que mi despido ha sido por una tontería. Ayer a una compañera de trabajo a la que se la tenía jurada le dije que aquella noche que su marido le dijo que estaba conmigo en una cena, en realidad estaba con una amiga en su casa y en su cama. A otra que le ha salido una peca en la nariz, le dije todo convencido que era claramente un melanoma cancerígeno de muy mal pronóstico. Me quedé más ancho que largo. A mi secretaria la convencí de que su hija se había fugado con un chuleta que le iba a hacer la vida imposible. Y a unos cuantos más les dije que la vida con ellos era un infierno, que cada día vomitaba sólo de saber que tenían que volver a trabajar con ellos, que eran insoportables y que además eran unos guarros porque olían que apestaban. Pero lo peor de todo es que le llamé a mi jefe de Madrid, y con eso de la victoria del PP, como está en la cuerda floja y lo van a echar, aproveché la circunstancia para acordarme de toda su familia, incluso de la que aún vive, de sus parienets cercanos y alejados. Incluso me permití la osadía de decirle que estaba en el cargo por los jamones que le mandaba a los políticos en Navidad y que eran más tonto que bobo... y no se cuantas cosas más. La verdad es que nunca me había quedado tan a gusto después de mandar a mamarla a tanta gente. ¿Y por qué lo hice? Pues muy fácil, porque mi amiga Arantxa me dijo que había tenido un pálpito y que de este año no pasaba, que estaba segura de que nos iba a tocar el gordo. La verdad es que el pálpito lo que quería decir es que no nos iba a tocar ni lo puesto. En ese mismo momento me ha entrado un reconcome, una axfisia, una angustia, un acongoje, algo parecido a lo quedeben sentir los condenados a muerte debajo de la soga. Justo cuando iba a llamar a mi mujer para ver si se había equivocado en algún número, me ha llegado mi carta de despido. Ponía algo así como... desconsideración con los superiores... vejación a los compañeros... y alá majo que te zurzan. No sé si voy a levantar cabeza. De todas formas felicidades, salud, dinero, amor y TRABAJO para todos. Besos

Exito en el 2012! Sin duda no tenias que seguir en ese trabajo, ya pasara el mal trago, ahora a enfriar la cabeza y planear algo nuevo, por Argentina sabemos bien lo que son los despidos y la falta de empleo. Exitos de nuevo y para adelante que todo pasa.
José María


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