BLACOS: Alejandro, no te has de preocupar por el condumio,...

Estoy desolado, histérico y desesperado. Y es que me acaban de despedir, por lo que me estoy pensando lo de irme a pescar truchas al Milanos o tomar una decisión más drástica y sacarme un billete en el Victoria Eugenia e irme directamente a la Patagonia o a Buenos Aires, que yo también tengo mucha familia en aquellos lugares. Pero debido a mi disgusto, tengo un carácter cambiante, y un segundo después pienso que si me lo monto bien puedo pasar el año de manera desahogada. Estas navidades, por ejemplo, me voy a Blacos. En Nochebuena entre el vino que me dan y el aperitivo del ayuntamiento en el que me atiborro, mato el hambre por lo menos hasta el día 31. Esa noche aprovecho que la gente se carga un poco de copillas, se vuelve generosa y desprendida, y seguro que alguno me invita a cenar. Si le hecho un poco de cara igual hasta me quedo a dormir y me apunto a la comida de Año Nuevo. Siempre es bueno empezar el año con una buena obra y que mejor que invitar a un pobre desválido. Luego en Reyes todo son regalos y buenos propósitos y que mejor que pegarle el sablazo algún otro vecino que no se atreva a decirme que no. Por supuesto que el regalo no lo voy a aceptar porque eso sería ya un poco abusar. Y entre comida y cena, me apalanco en la barra del bar y seguro que me me va cayendo alguna cervecita que otra y hasta puede que con aceitunas y patatas. Probablemente más de uno se dará cuenta que no pago, pero por educación seguro que nadie dice nada. Y el resto del año ya me apañaré. Entre los cocidos populares, los aperitivos de vez en cuando, las cenas en distintas peñas y alguna que otra invitación de la familia y los amigos, si es que a esas alturas todavía me reconocen, soy capaz de aguantar hasta el verano. Y ahí llega la época fuerte. Me apunto a todas las fiestas, me cuelo en las casa de los conocidos, sobre todo en las de mis primos de La Torre y Rioseco, y luego sacio mi sed en peñas y tugurios. En fin yo creo que puedo dar el pego sin dar mucho el cante. Además como creo que aún hay alguien que piensa que soy una persona seria y educada, les costará darse cuenta que les ha caído encima un gorrón de tomo y lomo. (Se me acaba de ocurrir que también puedo bajar a la Torre a conocer a mi amigo de abajo y con eso de que compartimos apellidos y una esquina del árbol genealógico, igual se siente en la obligación de mantenerme una temporada).
La verdad es que mi despido ha sido por una tontería. Ayer a una compañera de trabajo a la que se la tenía jurada le dije que aquella noche que su marido le dijo que estaba conmigo en una cena, en realidad estaba con una amiga en su casa y en su cama. A otra que le ha salido una peca en la nariz, le dije todo convencido que era claramente un melanoma cancerígeno de muy mal pronóstico. Me quedé más ancho que largo. A mi secretaria la convencí de que su hija se había fugado con un chuleta que le iba a hacer la vida imposible. Y a unos cuantos más les dije que la vida con ellos era un infierno, que cada día vomitaba sólo de saber que tenían que volver a trabajar con ellos, que eran insoportables y que además eran unos guarros porque olían que apestaban. Pero lo peor de todo es que le llamé a mi jefe de Madrid, y con eso de la victoria del PP, como está en la cuerda floja y lo van a echar, aproveché la circunstancia para acordarme de toda su familia, incluso de la que aún vive, de sus parienets cercanos y alejados. Incluso me permití la osadía de decirle que estaba en el cargo por los jamones que le mandaba a los políticos en Navidad y que eran más tonto que bobo... y no se cuantas cosas más. La verdad es que nunca me había quedado tan a gusto después de mandar a mamarla a tanta gente. ¿Y por qué lo hice? Pues muy fácil, porque mi amiga Arantxa me dijo que había tenido un pálpito y que de este año no pasaba, que estaba segura de que nos iba a tocar el gordo. La verdad es que el pálpito lo que quería decir es que no nos iba a tocar ni lo puesto. En ese mismo momento me ha entrado un reconcome, una axfisia, una angustia, un acongoje, algo parecido a lo quedeben sentir los condenados a muerte debajo de la soga. Justo cuando iba a llamar a mi mujer para ver si se había equivocado en algún número, me ha llegado mi carta de despido. Ponía algo así como... desconsideración con los superiores... vejación a los compañeros... y alá majo que te zurzan. No sé si voy a levantar cabeza. De todas formas felicidades, salud, dinero, amor y TRABAJO para todos. Besos

Alejandro, no te has de preocupar por el condumio, la taberna y la posada, eso seguro que lo tienes asegurado, te lo has ganado a pulso.

También es de admirar el valor de decir las cuatro verdades que a veces a los demás nos falta el valor de decir y es que en el mundo de las Galeras (trabajo) tragamos sapos, culebras y hasta asnos y asnas y es bien cierto que nos quedamos con ganas de despacharnos como tu lo has hecho, aunque siempre te queda en un rinconcito algún pensamiento como el refrán "espera en tu zaguán ver el cadáver de tu enemigo pasar" y ese refrán es bien cierto, lo único que hay que tener paciencia y no desesperar, aunque reconozco que a veces la espera es dura, difícil, larga y sin horizonte, pero cuando llega el momento en que estando en tu zaguán aburrido y asqueado ves de pronto aparecer el cadáver del cerdo, cerda pasar, ese momento sublime, mágico y por mucho tiempo soñado, da un placer que no se consigue ni con el mejor yantar, ni con miss universo ni con el gordo de navidad, es precisamente ese momento el que te da fuerzas para seguir, para saber que tu camino es el correcto y que aprovechando otro refrán " a cada cerdo le llega su San Martín" te das cuenta que en las Galeras hay tropecientos inútiles, lame partes nobles, egoístas y proxenetas macarras que no saben que aunque laman, aplaudan, sonrían para arriba las máximas tonterías del manda mas, apuñalen y maquinen, también los defenestraran, es precisamente a esos que cuando les llega el momento se quedan solos como Robinson Crussoe pero con la diferencia de que son tan inútiles que ni fuego saben hacer para mantenerse así que siguiendo las leyes más elementales de la biología desaparecen, ya que esos esperpentos perjudican el desarrollo del intelecto y buen hacer de ese mono descendiente del de Atapuerca.

Por supuesto que si bienes (que vendrás) por el pueblo de abajo sabes que tendrás buena recogida y que a buen seguro nada te ha de faltar y haber si de una vez coincidimos y nos reímos un rato de las banalidades, futilidades, envidias y demas ias que hay por estas tierras de la fria Soria.

Lo de la decisión de sacarte un billete en el Victoria Eugenia va a ser como que no, que eso ya no se lleva, ahora lo moderno es el Low Cost osea lo mismo pero a lo moderno, aunque si se hace es como a quien le toca el gordo de navidad que todos jugamos pero solo le toca a unos pocos, de esos pocos alguno he conocido en América y la verdad que viven bien, muy bien pero también he conocido de los otros y te aseguro que no me gustaría estar en su piel, esa decisión de emigrar es bien difícil, dura y de por vida, en eso admiro a los de la Torre y Blacos que en momentos muy duros tomaron esa decisión, era como ir a la luna, que valor tenían, o mejor dicho hambre y asqueados de esos de los que antes hemos comentado en el entorno de las galeras.

Que pases unas felices fiestas.


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