Era un día cualquiera de agosto de un año cualquiera del siglo pasado, como casi todos los días, por las tardes, nos íbamos al rio a pasar la tarde y de paso refrescarnos un poco, bueno, mas que refrescarte te congelabas un poco. Ese día fué especial porque a la excursión se apuntaron Vicente y Alejandro, no saliamos de nuestro asombro, no porque los muchachos no fueran aseados, que no lo eran, si no porque no les habíamos visto pegarse un chapuzón en la vida y seguimos sin verlo porque lo mas que hicieron fué meter los pies en el agua y para mas guasa Vicente con calzetines incluidos, vamos que aprovechó el remojon para desinfectarlos y causar un extrago en la truchera, creo que a raiz de eso la tuvieron que cerrar y el pobre Silas se quedó sin su sustento, si es que algunos baños causan estragos. Un beso y agur.