Lo de la barbacoa-almuerzo de las fiestas me trajo a la memoria un sucedido al que le voy a llamar "El capitan Araña". No recuerdo el año, de lo que si estoy seguro es que fué en el siglo pasado, eran las fiestas del pueblo y Eduardo, alias "Silas", me propuso hacer una barbacoa cuando acabara la música, una de esas ocurrencias que tenía el Silas de vez en cuando y que luego te suelta su clásico "que, que no?" y luego su característica risotada. Creo que nos fuimos a comprar a Muriel. Esa noche, mas bien mañana, cuando acabó la música fuimos a por la barbacoa que teniamos en la peña y la instalamos enfrente de la Luisa y ahí entró en juego el efecto "capitan araña", ese que embarcó a sus hombres y luego el se quedó en tierra, vamos que a partir de ahí me dejó mas solo que a la una, solo ante una orda de perjudicados, tuve que cambiar de bebida dura a cervecita para que los pinchos no me saldrian al infierno en vez de a la barbacoa, al principio la gente no se arrimaba así que para romper el hielo solté lo de que los vendía al módico precio de una sonrisa y ya la cosa se fué animando, recuerdo la cara que puso un chavalote al que le dije que se iba sin pagar, se quedó todo cortado hasta que le dije que donde estaba la sonrisa, se descojonó de risa, vamos que me pagó hasta con propina, hubo otro que me trajo una cerveza para mitigar mis sudores delante de la barbacoa y un tercero que me invitó a las fiestas de su pueblo y lo mejor de todo es que no conocía a ninguno de ellos, la verdad es que me ví recompensado con creces de la vil traición del capitan araña. Que jodido el Silas. Un beso y agur.