Un pueblo se puede describir por sus paisajes, sus calles, sus monumentos, sus colores, sus gentes. Por cierto en Blacos se mezclan los verdes, azules, rojos y amarillos como en pocos sitios he visto. Se pueden enumerar sus fiestas, sus costumbres, sus recursos. Por cierto la subasta del manto de La Virgen el domingo de resurrección es impresionante, sobre todo por su belleza abandonada. Se puede definir a sus personajes reales e imaginarios, humanos o divinos. Por cierto, jamás he visto al Perico Pajas, personaje de paja, ya desaparecido, al que apaleaban de casa en casa por el carnaval, para matar los malos espíritus. Pero la mejor manera manera de haceros sentir lo que es éste pequeño pueblo de Soria, es describiros el silencio y haceros oir las voces mudas de su pasado, enseñaros las arrugas profundas y quemadas de sus ancianos y daros a oler los agudos olores de sus campos.