El santo, BLACOS

Ermita de San Miguel. Pequeña pero matona.
Yo no lo sé, pero creo que Blacos no ha sido nunca un pueblo muy católico. Ni en aquellos años que dominaba el pensamiento único y era obligatorio tener fe en Dios y demostrarlo cada domingo. Pero en el caso de San Miguel era distinto y se unía el deseo litúrgico con la cara festiva de toda romería. Y por ello los devotos del Santo eran clara mayoría. Yo iba con mi abuelo Nicanor al que como a muchos otros le gustaba más el humo de la lumbre que el de las velas o los cirios de la iglesia. Pasábamos...