Durante el reinado de su hijo, Juan II, tuvieron lugar en el Alcázar grandes
fiestas cortesanas evocadas por Jorge Manrique. Su hijo, Enrique IV continuó la labor de embellecimiento y probablemente en su reinado debió de terminarse la gran
torre que lleva el nombre de su padre. La reina Isabel la Católica, salió del Alcázar para ser proclamada Reina de
Castilla y León, en la
Plaza Mayor de
Segovia.