Mientras duraron las obras, el culto se celebró en la
iglesia del
Convento de la Santísima Trinidad (estaba en la actual
plaza de José Zorrilla), entonces ya sin comunidad. En 1847 se demolió la
casa que estaba junto a la iglesia y se hizo un cobertizo (que fue el centro parroquial) para guardar los trastos y alfombras de la iglesia.