Panorámica de la ciudad, SEGOVIA

En diciembre del año 1985 la Unesco declaró a Segovia y su acueducto, Patrimonio de la Humanidad.
Razones no faltaban pues la ciudad destaca por su belleza, entorno, edificios y calles.
Con una economía fundamentada en sus atractivos culturales y gastronómicos, la ciudad cuenta con museos y salas de exposiciones.
Sus calles y plazas se convierten varias veces al año en el escenario de actividades artísticas como la Semana Santa o las actuaciones de marionetas de Titirimundi.
Folksegovia se ha convertido en una prestigiosa muestra de las músicas del mundo que se celebran en España.
Palacios, conventos, fachadas de edificios, se convierten en escenario en las jornadas del Festival Internacional, en el que se puede disfrutar de la Semana de Música de Cámara, el Festival Joven y el Festival abierto de Teatro, Música y Danza.
Sus dos campus universitarios propician asimismo las actividades formativas y culturales, convirtiendo a Segovia en una bella visita obligada.
El territorio que ahora ocupa la provincia de Segovia fue en un primer momento un castro celta.
Durante la época romana perteneció al convento jurídico de Clunia y en la Hispania visigoda se convirtió en sede episcopal de la iglesia católica.
La sorprendentemente rápida conquista de la Hispania visigoda por parte de los musulmanes en el siglo VIII influye poderosamente en la conformación del territorio segoviano. Las guerras civiles entre bereberes y árabes a mediados del siglo VIII impulsan a éstos a abandonar el centro y norte de la Península.
En el siglo IX se inicia la repoblación de Sepúlveda y Sacramenia, pero de todos modos durante esta época el territorio segoviano se mantendrá escasamente poblado, con asentamientos eremíticos, grupos de ganaderos cristianos y sin organización social o política determinada.
Tras la crisis musulmana que termina con la conquista de Toledo por parte de Alfonso VI, se inicia definitivamente la repoblación de Segovia y otros lugares de la cuenca sur del Duero con pobladores llegados de Asturias, León, Aragón e incluso Francia, que se funden con la población autóctona.
A partir del reinado de Alfonso VIII se acelera la economía y los flujos repobladores impulsados por el aumento demográfico, lo que permite el asentamiento masivo y la creación de innumerables aldeas. Este periodo de auge vuelve a caer sin embargo a partir del siglo XIII como consecuencia del éxodo a la Andalucía recién reconquistada.
Segovia puede presumir eso sí de haber sido corte de reyes de la Casa de Trastámara. El 13 de diciembre del año 1474 sus gentes proclamaron reina de Castilla a Isabel la Católica.
Familias aristocráticas y orgullosos fabricantes de paños compitieron a lo largo de los siglos XVI y XVII en la construcción de palacios urbanos pero la derrota de las ciudades castellanas en la Guerra de las Comunidades reinició la decadencia de Segovia, algo que no pudieron detener ni los Borbones, que lo intentaron alzando Reales Sitios como La Granja o la Academia de Artillería.
El siglo XIX estuvo caracterizado por el empobrecimiento y las ocupaciones francesas y carlistas. Finalmente, a finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX la ciudad experimenta una recuperación demográfica.
En imagen los tres monumentos más significativos de la ciudad, Acueducto romano, Alcázar y “la dama de las catedrales”.