CON LA CARRETERA LLENA DE NIEVE
Pasar los Altos de Ayllón
con la nieve bien helada,
es perder mucha razón
en cualquiera temporada.
Con un suelo deslizante,
varios grados bajo cero,
es un peligro constante
para el mejor ROMANCERO.
En las noches heladoras
si vemos bien los luceros,
temes pasar esas horas
con signos aventureros.
El paisaje va dejando
ciertos terrenos marcianos,
la mente lo va pensando
mientras te tiemblan las manos.
El peligro va acechando
en su curvas deslizantes,
puedes ver que patinando
tienes peligros brillantes.
Esos Altos que embelesan
a muchos conquistadores,
cuando las nieves regresan
no se sienten soñadores.
La nieve deja sus huellas,
en las noches estrelladas,
y nadie las ve tan bellas
teniendo manos heladas.
Si miras al horizonte
no puedes ver donde acaba,
Los Altos son el resorte
de alguna noche encantada.
G X Cantalapiedra.
Pasar los Altos de Ayllón
con la nieve bien helada,
es perder mucha razón
en cualquiera temporada.
Con un suelo deslizante,
varios grados bajo cero,
es un peligro constante
para el mejor ROMANCERO.
En las noches heladoras
si vemos bien los luceros,
temes pasar esas horas
con signos aventureros.
El paisaje va dejando
ciertos terrenos marcianos,
la mente lo va pensando
mientras te tiemblan las manos.
El peligro va acechando
en su curvas deslizantes,
puedes ver que patinando
tienes peligros brillantes.
Esos Altos que embelesan
a muchos conquistadores,
cuando las nieves regresan
no se sienten soñadores.
La nieve deja sus huellas,
en las noches estrelladas,
y nadie las ve tan bellas
teniendo manos heladas.
Si miras al horizonte
no puedes ver donde acaba,
Los Altos son el resorte
de alguna noche encantada.
G X Cantalapiedra.