LOS ALTOS DE AYLLÓN
Están los campos resecos
en sus sufridos rastrojos,
escuchando voy los ecos
mientras tiritan mis ojos.
Estos campos de cereales
que los calores abrasan,
son de los bellos lugares
que grandes hielos arrasan.
Mirando sus largos surcos
en la fría sementera,
parece que tiene trucos
su verdor en primavera.
Raso el cielo con heladas
dejan su tierra marchita,
en las fincas onduladas
parece que el viento grita.
Altos de Ayllón con sorpresas
entre paisajes desiertos,
a veces cuando regresas
piensas en los campos muertos.
Las miradas se confunden
en los horizontes rectos,
por las noches se descubren
muchos animales sueltos.
Los altos marcan camino
con la mirada en Ayllón,
es un raso de aire fino
que tiene su tradición.
Dos provincias hermanadas
saben de su condición,
con esas frías nevadas
son color y tradición.
Los altos no dan consuelo
ni una triste explicación,
a veces levanta el vuelo
algún pequeño gorrión.
G X Cantalapiedra.
Están los campos resecos
en sus sufridos rastrojos,
escuchando voy los ecos
mientras tiritan mis ojos.
Estos campos de cereales
que los calores abrasan,
son de los bellos lugares
que grandes hielos arrasan.
Mirando sus largos surcos
en la fría sementera,
parece que tiene trucos
su verdor en primavera.
Raso el cielo con heladas
dejan su tierra marchita,
en las fincas onduladas
parece que el viento grita.
Altos de Ayllón con sorpresas
entre paisajes desiertos,
a veces cuando regresas
piensas en los campos muertos.
Las miradas se confunden
en los horizontes rectos,
por las noches se descubren
muchos animales sueltos.
Los altos marcan camino
con la mirada en Ayllón,
es un raso de aire fino
que tiene su tradición.
Dos provincias hermanadas
saben de su condición,
con esas frías nevadas
son color y tradición.
Los altos no dan consuelo
ni una triste explicación,
a veces levanta el vuelo
algún pequeño gorrión.
G X Cantalapiedra.