Me acariciaste la frente con tu mano.y una niña prepuber te miraba, aprobando con bondad tu gesto sin disimular cierta envidia, y sin embargo yo sabía con certeza lo que significaba realmente...era algo así como una lacra prematura, una prenoción insistente: una de esas ráfagas de aire helado que al apuntar el
otoño, parecen sumergirnos en el
invierno.Pero tienes razón , y debo reconocerlo, la semilla era mía, sólo mía.-
LA GANGRENA.-.