Dichosos aquellos que han realizado grandes viajes por el mundo y luego regresaron llenos de experiencia y de sabiduría a residir y descansar entre los suyos por el resto de su vida. Afortunados aquellos que supieron poner límite a sus ambiciones y sólo tuvieron como horizonte de sus vidas la tierra que los vio nacer. Infelices y desdichados nos sentimos aquéllos que nos debatimos entre el ideal y la cruda realidad, aquéllos que siempre pensamos que las cosas siempre podrían ser de otra manera, aquéllos que somos inconformistas y que nos rebelamos continuamente contra nuestro destino. Si no has visto amanecer en Rinconada no sabes lo que es la alegría de vivir; si no has visto una puesta de sol en Rinconada no sabes lo que es el romanticismo. Si eres de Rinconada, seguro que sabes esto y mucho más...
