¡Magnífica historia! Carmelo. Se le ablanda el corazón a uno al conocerla. Yo también recuerdo la voz prodigiosa de aquel niño, de oír cantar a “aquel pequeño ruiseñor” por los caminos de su casa del monte al pueblo. Son bonitas estas historias de las que tú sabes muchas, y te animo a que nos recrees con alguna más. Tu prodigiosa memoria, amigo, ¿se acuerda de los apellidos de aquel niño? Un fuerte abrazo, Carmelo