QUINTANATELLO: Vaya, hombre. Dejé de escribir yo y se paró el carro,...

Vaya, hombre. Dejé de escribir yo y se paró el carro, nunca mejor dicho lo de carro, y más, hablando del pueblo.
¡Mira que yo no tengo ni una triste foto de los carros que tiraban las vacas y los bueyes en aquellos años! Me traen recuerdos nostálgicos. Me acuerdo muy bien de cuando íbamos a acarrear lejos (Tapuela, Las Negras, Misón, Mojón Grande, etc.), que nos instalábamos en el carro a dormir hasta llegar a las fincas, y los animales iban casi solos por los caminos sin equivocarse. ¡Hombre, había una persona que entre vez y cuando, medio dormido, ojeaba en la oscuridad la ruta!
Se salía a las 02,00 de la mañana para regresar con un carro de nías para la trilla hacia las 10,00 u 11,00 de la mañana, para disponer la trilla y comenzar a dar vueltas y vueltas. Y dar vuelta a la trilla, y otra vuelta, y otra vuelta. Hasta llegar a aparvar y hacer el parvero. ¡Hablamos de los años sesenta y tantos o setenta! ¡Hace 40 años, y parece que fue ayer!