PORQUERA DE LOS INFANTES: Pablo: de esa pifia me acuerdo yo también, pero no...

Hola chic@s: he estado en Porquera el día 1, hacía una tarde un poco ventosa pero muy luminosa. Saludé a mucha gente que parecían estar muy contentos con este foro; varias personas me indicaron el buen hacer de Pablo en la coordinación del mismo, con lo cual te lo cuento como me lo contaron, Pablo. Ya les dije a Marina, a Ana Isabel, a Goretti... que se animaran un poco mas.
Un abrazo para todos
Jose

Hola a Tod@s: Yo también animo a la gente a que se sume al foro un poquito más.
Llevo unos días con un buen "trancazo" que le está costando irse, pero bueno, poco a poco.
Ahora y hasta el 4 de Diciembre, voy a estar muy ocupado, sobre todo a las tardes, ya que no salgo hasta las 21,15 y en lo que llego a Bilbao, desde Santurtzi, me dan casi las diez.
Siguiendo con el tema de las anécdotas, he recordado otra. Los protagonistas somos: Alberto y yo. Os cuento, éramos muy pequeños, Alberto sobre 4 años y yo un par de años más. Como muchos de vosotros sabéis, mi padre, en sus ratos libres, cortaba el pelo. Guardaba los utensilios en una caja, tijeras, varias máquinas de cortar el pelo con sus peines, cuchillas etc. Aprovechando que nos quedamos solos en mi casa nos pusimos a jugar a peluqueros, claro, el peluquero era yo y la "víctima" Alberto. Fui a por los utensilios y comencé la "escabechina" con la máquina de cortar, como apenas podía moverla y como se quedaba trabada en el "largo pelo de Alberto" pasé a las tijeras, con estas sí lograba cortar algo: unos trasquilones por delante, otros por detrás, otros por los lados, es decir, le dejé hecho "un cromo" y así se marchó para su casa. A la media hora más o menos, ya había regresado mi madre, llama a la puerta la Sra. Felipa, que venía con Alberto llorando, muy cabreada. Salió mi madre, yo desde la cocina la oía hablar en voz alta: "mira que escabechina le ha hecho Pablito a mi hijo...". Yo me escondí debajo de la mesa, porque veía venir lo que luego pasó, me gané unos buenos zapatillazos que se me quitaron las ganas de volver a tocar los utensilios por mucho, pero que mucho tiempo. Al llegar mi padre, para arreglar el "destrozo" no le quedó más remedio que cortarle el pelo con el peine del uno. Tarde bastante tiempo en volver a casa de Alberto, por miedo a la bronca que me pudiera echar su madre.
Un saludo. Pablo.

Pablo: de esa pifia me acuerdo yo también, pero no creí que tu habías sido el "peluquero", ya que de pequeño parecías muy buenín.... De todas las formas ya la anoto en nuestro anecdotario.
Un saludo
Jose


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