A este bello campanario de la Iglesia de Payo de Ojeda subía yo de pequeño a través de una escalera de caracol. Unas veces subía para ver cómo volteaban las campanas los mozos del pueblo y otras para ver si encontraba alguna lechuza o algún murciélago colgado de las maderas de su techo. (Soy Manolito, el menor de los hijos de Leoncio Serrano Santos).